España salda una deuda histórica con Maruja Mallo, la pintora surrealista que rompió moldes

Su verdadero nombre era Ana María Gómez González, aunque lo cambió por Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995) . Una mujer de bandera, singular y fascinante, que rompió moldes. Con alma de meiga y porte de pitonisa, tenía una personalidad arrolladora : arrebatada y menuda, moderna, culta, carismática , extravagante, cosmopolita, transgresora, excéntrica , divertida, independiente, rebelde, libre... Deportista (le gustaba nadar y montar a caballo), fumaba, vestía con colores llamativos y usaba un maquillaje exagerado (se pintaba como una puerta para convertirse ella misma en una obra de arte). Se resistía a que las mujeres solo pudiesen ser musas o amantes de los artistas. Para muchos, es la mejor artista española del siglo XX . Y eso es mucho decir. El Centro Botín de Santander acoge, hasta el 14 de septiembre, la mayor retrospectiva de Maruja Mallo hasta la fecha, con más 90 pinturas (en su catálogo razonado, realizado por Guillermo de Osma, Juan Pérez de Ayala y Antonio Gómez Conde, sobrino de la artista, aparecen registradas 147), además de dibujos, documentos, escritos de la artista (algunos inéditos), dosieres de prensa y fotografías de su archivo, que atesora otro archivo, el Lafuente, adquirido por el Estado español por casi 30 millones de euros, cuya sede está precisamente en Santander (actualmente en obras). En total, se exhiben tres cuartas partes de su trabajo. Bajo el título 'Maruja Mallo: máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982', la muestra ha sido coproducida junto con el Museo Reina Sofía , donde se verá del 7 de octubre al 16 de marzo de 2026. Advierte el director del museo, Manuel Segade , que «teníamos una deuda histórica con Maruja Mallo. Es un orgullo reivindicarla. No es una rara de su época , sino la mayor aportación a la producción del imaginario visual de la generación del 27. Fue una artista fundamental de las vanguardias y fue reconocida en los años 30 por su generación en un ambiente misógino«. Pese a que cuenta con muchos admiradores en España (incluidos muchos artistas jóvenes, que la tienen como modelo, y figuras como Pedro Almodóvar, que ha cedido obra), apenas se han celebrado exposiciones sobre ella en nuestro país: una en 1993, con motivo de la inauguración del CGAC en Santiago; otra en la galería Guillermo de Osma en 1992, y una antológica en 2010 en la Academia de Bellas Artes de Madrid, que antes estuvo en Galicia. Se atribuye, en parte, a que hay muy poca obra en colecciones públicas. La mayoría está en manos privadas. Entre los numerosos prestadores, el Museo ABC . Internacionalmente, sigue siendo una desconocida y poco valorada. Un ejemplo: en la gran exposición que el Pompidou ha dedicado al surrealismo en su centenario, solo había una fotografía de Maruja Mallo, pero ninguna obra. Escaso reconocimiento para tanto talento . Ella fue su mejor creación. Curiosamente, no se autorretrató, pero utilizó las fotografías como performances. Se retrata con sus obras de arte para publicitarlas, en un vagón de tren abandonado, con cráneos en la sierra madrileña, con elementos simbólicos como mapas, mariposas, un compás... En Isla Negra, la casa de Neruda , se fotografía con el poeta con un pulpo en la cabeza o cubierta de algas cual diosa marina . Cuentan que iba al Café Gijón desnuda bajo un abrigo de nutria y hasta que paseó en bicicleta por una iglesia durante la celebración de una misa. Leyendas o no, era genio y figura. Formaba parte de 'las Sinsombrero' , un grupo de mujeres vanguardistas, junto con Concha Méndez, Remedios Varo, Marga Gil Roësset, María Zambrano o Rosa Chacel, entre otras. Logró, por derecho propio, hacerse un hueco en un mundo de hombres. Amiga de Lorca, Dalí y Buñuel , fue aceptada en la Cofradía de la Perdiz, vinculada al grupo de la Residencia de Estudiantes en la Colina de los Chopos de Madrid. Dalí la describió de forma genial: «Mitad ángel, mitad marisco» . Lorca la veía así: «Entre verbenas y espantajos, toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo. Sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación y sensualidad». Fue una más de la Generación del 27, cuyos colegas la respetaban y admiraban. Contó con el respaldo de Ortega y Gasset . Para Gómez de la Serna , «esta brujita, artista de las 14 almas, fue un brote más del gran genio de España». Y Giménez Caballero la bautizó 'Notre Dame de la Aleluya'. Ana Rodríguez Fischer ha publicado este año una novela que da voz a Maruja Mallo titulada 'Notre Dame de la alegría' (Siruela). Con Buñuel debió tener sus más y sus menos. Ella lo derrotó en un c oncurso de blasfemias en el Café San Millán, en la Latina. Y en un coloquio, el aragonés la presentó así: «Queda abierto el concurso de menstruación. Maruja Mallo tiene la palabra». Mantuvo la pintora gallega una relación sentimental (y profesional) con Rafael Alberti . Algunos de sus poemas de 'Sobre los ángeles' están inspirados en obras de Maruja Mallo, mientras ésta hacía decorados y figurines para sus obras teatrales. Emprend

Apr 11, 2025 - 13:50
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España salda una deuda histórica con Maruja Mallo, la pintora surrealista que rompió moldes
Su verdadero nombre era Ana María Gómez González, aunque lo cambió por Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995) . Una mujer de bandera, singular y fascinante, que rompió moldes. Con alma de meiga y porte de pitonisa, tenía una personalidad arrolladora : arrebatada y menuda, moderna, culta, carismática , extravagante, cosmopolita, transgresora, excéntrica , divertida, independiente, rebelde, libre... Deportista (le gustaba nadar y montar a caballo), fumaba, vestía con colores llamativos y usaba un maquillaje exagerado (se pintaba como una puerta para convertirse ella misma en una obra de arte). Se resistía a que las mujeres solo pudiesen ser musas o amantes de los artistas. Para muchos, es la mejor artista española del siglo XX . Y eso es mucho decir. El Centro Botín de Santander acoge, hasta el 14 de septiembre, la mayor retrospectiva de Maruja Mallo hasta la fecha, con más 90 pinturas (en su catálogo razonado, realizado por Guillermo de Osma, Juan Pérez de Ayala y Antonio Gómez Conde, sobrino de la artista, aparecen registradas 147), además de dibujos, documentos, escritos de la artista (algunos inéditos), dosieres de prensa y fotografías de su archivo, que atesora otro archivo, el Lafuente, adquirido por el Estado español por casi 30 millones de euros, cuya sede está precisamente en Santander (actualmente en obras). En total, se exhiben tres cuartas partes de su trabajo. Bajo el título 'Maruja Mallo: máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982', la muestra ha sido coproducida junto con el Museo Reina Sofía , donde se verá del 7 de octubre al 16 de marzo de 2026. Advierte el director del museo, Manuel Segade , que «teníamos una deuda histórica con Maruja Mallo. Es un orgullo reivindicarla. No es una rara de su época , sino la mayor aportación a la producción del imaginario visual de la generación del 27. Fue una artista fundamental de las vanguardias y fue reconocida en los años 30 por su generación en un ambiente misógino«. Pese a que cuenta con muchos admiradores en España (incluidos muchos artistas jóvenes, que la tienen como modelo, y figuras como Pedro Almodóvar, que ha cedido obra), apenas se han celebrado exposiciones sobre ella en nuestro país: una en 1993, con motivo de la inauguración del CGAC en Santiago; otra en la galería Guillermo de Osma en 1992, y una antológica en 2010 en la Academia de Bellas Artes de Madrid, que antes estuvo en Galicia. Se atribuye, en parte, a que hay muy poca obra en colecciones públicas. La mayoría está en manos privadas. Entre los numerosos prestadores, el Museo ABC . Internacionalmente, sigue siendo una desconocida y poco valorada. Un ejemplo: en la gran exposición que el Pompidou ha dedicado al surrealismo en su centenario, solo había una fotografía de Maruja Mallo, pero ninguna obra. Escaso reconocimiento para tanto talento . Ella fue su mejor creación. Curiosamente, no se autorretrató, pero utilizó las fotografías como performances. Se retrata con sus obras de arte para publicitarlas, en un vagón de tren abandonado, con cráneos en la sierra madrileña, con elementos simbólicos como mapas, mariposas, un compás... En Isla Negra, la casa de Neruda , se fotografía con el poeta con un pulpo en la cabeza o cubierta de algas cual diosa marina . Cuentan que iba al Café Gijón desnuda bajo un abrigo de nutria y hasta que paseó en bicicleta por una iglesia durante la celebración de una misa. Leyendas o no, era genio y figura. Formaba parte de 'las Sinsombrero' , un grupo de mujeres vanguardistas, junto con Concha Méndez, Remedios Varo, Marga Gil Roësset, María Zambrano o Rosa Chacel, entre otras. Logró, por derecho propio, hacerse un hueco en un mundo de hombres. Amiga de Lorca, Dalí y Buñuel , fue aceptada en la Cofradía de la Perdiz, vinculada al grupo de la Residencia de Estudiantes en la Colina de los Chopos de Madrid. Dalí la describió de forma genial: «Mitad ángel, mitad marisco» . Lorca la veía así: «Entre verbenas y espantajos, toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo. Sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación y sensualidad». Fue una más de la Generación del 27, cuyos colegas la respetaban y admiraban. Contó con el respaldo de Ortega y Gasset . Para Gómez de la Serna , «esta brujita, artista de las 14 almas, fue un brote más del gran genio de España». Y Giménez Caballero la bautizó 'Notre Dame de la Aleluya'. Ana Rodríguez Fischer ha publicado este año una novela que da voz a Maruja Mallo titulada 'Notre Dame de la alegría' (Siruela). Con Buñuel debió tener sus más y sus menos. Ella lo derrotó en un c oncurso de blasfemias en el Café San Millán, en la Latina. Y en un coloquio, el aragonés la presentó así: «Queda abierto el concurso de menstruación. Maruja Mallo tiene la palabra». Mantuvo la pintora gallega una relación sentimental (y profesional) con Rafael Alberti . Algunos de sus poemas de 'Sobre los ángeles' están inspirados en obras de Maruja Mallo, mientras ésta hacía decorados y figurines para sus obras teatrales. Emprendieron proyectos conjuntos y en 1930 se publican en ABC unos poemas de Alberti ilustrados por la artista. Pero en 1931, el poeta la abandona y se marcha a Mallorca con María Teresa León . El día de la muerte de Maruja Mallo, el poeta recupera en ABC la semblanza que hizo de ella en 'La arboleda perdida' : «Aquella muchacha pintora era extraordinaria, bella en su estatura, aguda y con cara de pájaro, tajante y llena de irónico humor (...) Yo la admiraba mucho y la quería. Su recuerdo más bello y exaltado está en mi corazón». También tuvo escarceos amorosos con otros poetas, como Miguel Hernández , quien le dedicó unos poemas en 'El rayo que no cesa' y con el que viajó por Castilla, y muy probablemente con Pablo Neruda. El recorrido de la exposición es cronológico, siguiendo sus series, en las que trabajó toda su carrera. «Su evolución es muy coherente», dice la comisaria, Patricia Molins , miembro del Departamento de Exposiciones Temporales del Museo Reina Sofía: «Es más compleja y más secreta de lo que parece a primera vista«. Del realismo mágico de sus comienzos a las composiciones geométricas y fantásticas de su última etapa. Le interesa el arte popular , entendido como la vida del pueblo, alejado de tópicos caducos, como la España negra y las españoladas. Sus primeras series son 'Verbenas' y 'Estampas' (1927-1928) , que se expusieron en la sede madrileña de la 'Revista de Occidente' en 1928 por deseo de Ortega y Gasset. Las primeras recogen la humanidad vital. Son escenas populares, de carnaval. Hay personajes de todas clases y razas, que retrata con humor: 'ángelas' negras, reyes y jueces de cartón piedra, toros, guardia civiles y 'manolas', intelectuales montados en cerdos de tiovivo... Se reúnen por vez primera sus cuatro 'Verbenas' (entre ellas, 'Kermesse', del Pompidou) y una quinta obra que incluye una escena de verbena: 'El mago/Pim Pam Pum' , préstamo del Art Institute de Chicago (se cree que el personaje del mago es Valle-Inclán , padre del esperpento, que renovó el teatro, al que admiraba y a quien visitó cuando ya estaba muy deteriorado). Esa obra llegará más tarde, pues se exhibe actualmente en la exposición que la Fundación Mapfre dedica al surrealismo en su sede de Madrid. En cuanto a las estampas, «una de sus series más misteriosas», las hay populares, deportivas, de escaparates y maniquíes, pero también sobre el ciclo artúrico. Si en 'Verbenas' hace una celebración de la vida, en 'Cloacas y campanarios' (1929-1932) desciende a los infiernos y celebra la muerte con imágenes apocalípticas: la figura humana aparece ya solo como huella o residuo: despojos, esqueletos... Coincide con la ruptura con Alberti. Pertenecen a esta serie («la más surrealista de todas», según Molins) obras como 'Tierra y excrementos', del Reina Sofía. En 1932, Maruja Mallo se marcha a París , donde conoce el éxito. Se codea con Miró, Picasso... , coquetea con el surrealismo , que tanto le interesa y expone en la Galería Pierre. André Breton compra una de sus pinturas, 'Espantapájaros' (1930), hoy en una colección particular y presente en la exposición. Cuentan que en París un viejo príncipe persa le propuso matrimonio, pero ella le dio calabazas. A su vuelta a España, frecuenta la Escuela de Vallecas , con Benjamín Palencia, Alberto Sánchez... Con ellos se integra en el grupo constructivista, aglutinado en torno a Torres García. En una 'sala de estudios', se muestra el único cuaderno completo que se conserva con sus dibujos del natural –el 'Cuaderno de Galicia' (Archivo Lafuente)– junto con otros bocetos y estudios. El teatro le interesó a Maruja Mallo. Hizo colaboraciones con Rafael Alberti (títeres, guiñoles), Concha Méndez... y los figurines y la escenografía para la ópera-ballet 'Clavileño' (1935), de Rodolfo Halffter, inspirada en una escena del 'Quijote'. No llegó a estrenarse en la Residencia de Estudiantes por el estallido de la Guerra Civil. Se exhibe una recreación del diseño de Maruja Mallo para este proyecto, cuyo escenario y figurines han sido realizados por un artesano gallego. Sus siguientes series son 'Arquitecturas minerales y vegetales' (1932-1933) y 'Arquitecturas rurales' (1933-1936), en las que retoma temas como la tierra y el esqueleto, y 'La religión del trabajo' (1936-1939). Un homenaje al mar , que le apasionaba. Estaría feliz al ver su obra aquí, junto a la bahía de Santander. Esa serie está protagonizada por figuras monumentales de campesinas y pescadoras : diosas, damas oferentes del arte clásico... Obras como 'Canto de espigas' o 'Sorpresa del trigo', que pinta tras acudir a una manifestación el 1 de mayo en la que unas mujeres llevaban espigas. Pedían pan. Es su última obra antes de marcharse al exilio, donde acabaría la serie. 1936 fue el año de su consagración: expuso en París, en la Bienal de Venecia... Mallo abrazó la causa republicana y participó en las Misiones Pedagógicas por pueblos de Galicia. La poeta y premio Nobel Gabriela Mistral , embajadora de Chile en Portugal, la ayudó a salir de España para dar unas conferencias en Buenos Aires en 1937. Un exilio en Argentina que se alargó hasta 1962, cuando regresa definitivamente a España. «Su etapa argentina es muy delicada, pero ocupa buena parte de la muestra», advierte Patricia Molins. Ha habido críticas y reclamaciones en torno al catálogo razonado porque, dicen algunos, no incluye todas las obras realizadas por Mallo en Argentina, donde fue muy prolífica. Advierte la comisaria que se muestran dos obras que no habían aparecido cuando se publicó dicho catálogo: una pintura bien documentada pero que estaba en paradero desconocido, 'Arquitectura fósil', y un dibujo de un periodista asturiano de 'El Sol'. Creía Maruja Mallo que Marx, Freud y Einstein marcaban el pensamiento contemporáneo. «Soy marxista, por eso no soy comunista», decía. Explica Molins que « s u obra política es muy sutil . No fue militante, ni agitadora, ni propagandística. Hizo homenajes a la República y sus trabajadores, a Lorca, ayudó a Zambrano...» En Argentina se reinventa, cuenta con Jorge Oteiza uno de sus mayores apoyos y realiza series como 'Naturalezas vivas' (1941-1943), con figuras femeninas sensuales y coloristas, conchas, algas, medusas, corales, estrellas de mar, orquídeas, rosas; 'Cabezas' (1941-1952), que representan valores universales como la belleza, la riqueza, la fortaleza y la templanza, y 'Máscaras' (1948-1957), en las que mezcla los rasgos faciales con los psicológicos. Destaca la espléndida galería de cabezas, en las que hay una hibridación de razas, sexos y hasta de reinos naturales ('La cierva humana'). Ya de vuelta en España en 1962 , mantuvo un perfil bajo, recupera amistades y Soledad Ortega, directora por entonces de 'Revista de Occidente', le hace encargos. Hay poca obra de los 60. « Su último trabajo es variopinto e indescifrable , resulta difícil seguirla», apunta Molins. Realiza sus últimas series: 'Moradores del vacío' (1968-1980) y 'Viajeros del éter' (1982), que han sido poco investigadas. En ellas aborda la ciencia, la mitología o la carrera espacial. Estaba muy interesada en la magia, la astrología, la teosofía, el budismo , lo espiritual, lo fantástico, Merlín ..., quizás debido a sus ancestros celtas y a las meigas. Murió en Madrid a los 93 años en 1995 . Destaca Molins de Maruja Mallo que fue una visionaria : se anticipa a los conflictos raciales, de género, identitarios, ecologistas... Las mujeres son las protagonistas de su obra, toda una cosmovisión femenina . Aunque no usó el término feminista, inequívocamente lo es. Representa a las mujeres como seres activos y dinámicos. Formó parte de un grupo de mujeres que querían profesionalizarse y lo consiguieron«. Para ellas, l a Edad de Plata fue una auténtica Edad de Oro . No tuvo problema en enfrentarse, con aplomo y desparpajo, al crítico y director del Museo de Arte Moderno Juan de la Encina por su superficialidad de una crítica publicada en 'El Sol', centrada en su aspecto físico. «No tiene nada que envidiar a Georgia O'Keeffe o a Frida Kahlo », dice Guillermo de Osma. México tiene a Frida Kahlo, Estados Unidos a Georgia O'Keeffe y España a Maruja Mallo. Y a mucha honra .