No ha habido otra sonrisa ganadera como la de Victorino. Inconfundible con su diente de oro, que resplandecía entre la humareda de su puro cada vez que la casta de un cárdeno se imponía en el ruedo venteño. Pues ahora esa pícara sonrisa, ya sin la pieza dental dorada, es la imagen en las entradas de esta temporada en la Monumental por el sesenta aniversario de su debut -en 1965, con el hierro de hermanos Martín- en Madrid. «Las entradas se convierten así en toda una pieza de colección», destacan desde el departamento de comunicación de Plaza 1, con Carlos Ruiz Villasuso al frente. Aquel aterrizaje fue en el mes de junio, con motivo de la Feria del Campo. Dieron...
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