Deep it, de Marc-Antoine Mathieu

Un futuro en blanco.

«Todo, absolutamente todo lo que respondía a la definición de “vivo” ha desaparecido de la Tierra.»

Deep me (Salamandra Graphic) fue uno de los cómics más estimulantes y arriesgados que se publicaron el pasado 2024, en sus páginas el autor francés Marc-Antoine Mathieu (Antony, 1959) nos proponía un juego que nos obligaba a cuestionarnos sobre la identidad, la consciencia, la memoria y qué es lo que nos convierte en humanos con una propuesta gráfica muy arriesgada en la que el negro absoluto tenia una presencia preponderante. Se trataba de una obra que exigía la complicidad del lector para que dejara de lado los prejuicios que pudiera tener para poder sumergirse en un thriller existencialista lleno de sorprendentes giros de guion y visualmente muy experimental que formaba un díptico con Deep It que se publica esta misma semana. Tras la grata sorpresa que supuso la primera entrega plantear una continuación podría hacer que albergáramos alguna duda sobre si el autor de 3 segundos (Sins Entido) y Dios en persona (Salamandra Graphic) había optado por ofrecernos una obra continuista en todos los aspectos o había preferido ofrecernos algo novedoso. Su trayectoria previa nos hacia confiar en que hubiera optado por lo difícil que es ofrecer algo novedoso y tras la lectura podemos congratularnos, ya que el resultado es tan grato como la lectura de su anterior trabajo. Se convierte en la perfecta demostración de que sigue manteniendo el nivel de experimentación y riesgo que demostrado durante todas sus obras que le han situado como uno de los autores más vanguardistas del cómic mundial.

Tras abrir las páginas de este libro-objeto con un perfecto diseño totalmente blanco nos reencontramos con Adam, una inteligencia artificial con conciencia que guarda todos los datos que ha generado la humanidad a lo largo de su historia. Está embarcado en la misión para la que fue creada: esperar de forma indefinida a que se vuelven a dar las condiciones necesarias para que vuelva a surgir la vida. Para evitar que no caiga presa de la rutina sus creadores le han proporcionado un programa conversacional con el que puede relacionarse. Aunque no es estrictamente necesario haber leído Deep me antes de disfrutar de Deep it, ya que se trata de una historia con entidad propia, lo que vemos tiene más sentido e interés si conocemos la historia previa.

En este nuevo trabajo Mathieu deja de lado el arranque como un thriller lleno de misterios de la obra precedente para ofrecernos un comienzo más pausado y menos tenso que capta nuestro interés por otros motivos mucho más relacionados con las diferentes temáticas que trata. A través de las páginas el autor francés nos invita a reflexionar sobre temas universales que la humanidad lleva años cuestionándose como la relación con la de muerte y el resto del vasto universo, la memoria, la creación de la identidad, la percepción de la realidad y como han afectado a esos grandes temas de la metafísica y la filosofía la interacción con tecnologías tan actuales y modernas como las inteligencias artificiales, los smartphones o programas que posibilitan la manipulación masiva de los datos. Un reflejo de las preocupaciones y problemáticas ligadas a nuestra realidad pese al entorno de ciencia-ficción en la que transcurre el cómic.

Pero, aunque el cómic tenga un comienzo que avanza sin necesidad de mantener al leer atrapado por un misterio como en Deep me, según nos vamos acercando al final la historia da un giro inesperado que nos hace cuestionarnos lo que ya creíamos saber para sorprendernos de nuevo provocando que ambos cómics se entrelacen e intercomuniquen en un maravilloso engranaje que funciona a la perfección.

En el juego que Mathieu ofrece a los lectores con sus cómics es tan importante el fondo como la forma en todas sus acepciones. Así que el lienzo en blanco al que nos remite el aspecto externo del este libro nos remite a la nueva humanidad con toda su historia por escribir a la que tiene que esperar Adam en contraste con el negro del anterior cómic que representaba el final de nuestra humanidad.

La gran cantidad de páginas con viñetas en negro que veíamos en Deep me para reflejar el asilamiento absoluto de Adam provocaban que pudiéramos pensar que al tener tanta importancia el blanco en la portada Mathieu optara por algo similar. Sin embargo, no lo hace y en las páginas interiores nos encontramos con unas viñetas ricas en detalles en las que despliega su buen hacer narrativo con un gran dominio del tempo. Como en el anterior nos encontramos con una visión en primera persona en la mayoría de las ocasiones, pero que no busca generar en el lector la misma sensación de claustrofobia, si no que busca reflejar más bien la rutina que vive Adam de la que solo puede escapar con sus pensamientos. Unos pensamientos que también tienen un lado visual en el que el autor francés brilla enormemente y que abundan en la idea de sugerir más que mostrar directamente que vemos en todo el cómic que nos propone una experiencia más sensorial que visual.

Deep it es un cómic inteligente, vanguardista y ambicioso que despeja cualquier duda que alguien pudiera tener de la genialidad y amor por el medio de Marc-Antoine Mathieu. Pero esa forma tan atractiva no sirve como escusa para estar ante un fondo que flojea y el autor francés aprovecha la ocasión para abordar grandes cuestiones de la humanidad y la inteligencia artificial. Ojalá pudiéramos disfrutar más a menudo de obras con ese interés por explorar el lenguaje del cómic y ampliar sus limites ofreciendo cómics que además son exigentes con sus lectores.

Lo mejor

• La experimentación formal.
• Las reflexiones sobre el futuro de la humanidad y las inteligencias artificiales a las que nos invita.
• La belleza del diseño del cómic.

Lo peor

• Que este tipo de historia no abunden en un medio lleno de propuestas que no salen de las formulas más manidas.