#ZNSeries – Dragon Ball Daima, de Akira Toriyama, Yoshitaka Yashima y Yūko Kahikara
Dragon Ball Daima resulta ser un regreso maravilloso a la obra de Akira Toriyama a través de un anime muy entretenido y digerible que nos devuelve al humor propio de los origenes de la franquicia.


Si os soy sincero, afronto esta crítica con algo de temor. Y es que Dragon Ball no es solo mi obra de manga y de anime favorita, sino también una de las obras de mi vida, una franquicia sin la cual mi forma de entender el arte, la cultura y el entretenimiento no sería la misma.
Ya la llamemos Dragon Ball, Bola de Dragón, Dragoi Bola, Bola de Drac o cómo consideremos en función de nuestro lugar de procedencia, no cabe duda de que esta obra supuso un antes y un después en la forma de entender tanto el manga como el anime, en Japón y en el mundo occidental, siendo el producto al que el resto de Shōnen venideros tomarían siempre como referencia.
La búsqueda de las Bolas de Dragón por parte de Goku y Bulma, a la que más tarde se unieron personajes como Oolong, Krilin o Yamcha, sin olvidar a otras grandes incorporaciones a la serie como el Maestro Tortuga, Lunch, Ten Shin Han, Piccolo, y todo lo que vino después a partir de Dragon Ball Z con el Shōnen puro y duro que supusieron los enfrentamientos conta Vegeta, Nappa Raditz, Freezer, A-17, A-18, Célula y Majin Buu entre otros, forman parte del desarrollo cultural de no pocos lectores y/o espectadores alrededor del mundo entre los que me encuentro.
Tras el final de lo que sería la serie madre creada por Akira Toriyama, compuesta en el anime por Dragon Ball y Dragon Ball Z (en el manga siempre se llamó Dragon Ball), continuó con series como Dragon Ball GT o Dragon Ball Super, siendo ahora Dragon Ball Daima la más reciente de esas expansiones de la obra principal, y ello dejándonos fuera películas, OVAs y no pocos videojuegos o juegos de cartas y cromos coleccionables que por una cuestión de extensión y de objeto de este texto, no podemos abordar en esta reseña.
Hasta el momento, y gracias a sus más o menos cíclicas continuaciones, no existe generación que no sepa qué es Bola de Dragón, como no existe generación que no conozca a Spiderman, Superman o Batman.
El caso de Dragon Ball Daima es además, muy especial. Y no solo porque suponga una nueva serie de Bola de Dragón emitida entre 2024 y 2025, con un anime de calidad que responde a la forma de animar actual, que de este modo acerca el producto a nuevas generaciones al tiempo que emociona a las anteriores, sino porque supone el último legado que Akira Toriyama nos deja tras su triste fallecimiento acaecido el 1 de Marzo de 2024.
Tan es así, que de hecho el 1 de Marzo de 2025, ha sido la fecha elegida por Shueisha para emitir en Japón y en el resto del mundo el último capítulo de esta serie.
En ese aspecto, quienes estéis siguiendo la serie a través de la plataforma de streaming Netflix, no tendréis disponible el final de la serie hasta mañana Viernes 7 de Marzo, por lo que hasta entonces, os pedimos por vuestro propio bien, que os alejéis de la lectura de este texto.
Quienes hayáis visto la serie por plataformas como Crunchyroll o Anime Box, pudisteis ya ver el final de la misma el pasado 1 de Marzo de 2025.
No pretendo contar todo lo ocurrido en la serie, ni por tanto hacer un constante y continuo spoiler de su trama, pero sí que me resulta inevitable mencionar ciertos aspectos de la misma a la hora de abordar esta reseña, y por ello, prefiero invitaros a posponer su lectura al momento en el cual hayáis podido disfrutar de este genial anime como producto completo y cerrado.
Dragon Ball Daima es como hemos dicho, la obra póstuma de Akira Toriyama sobre la obra que más famoso le hizo (con permiso de la genial Dr. Slump o de divertidas obras como Sandland).
Sin embargo, en ella no solo ha trabajado el legendario maestro, sino que junto a su labor de creador y de artífice de las líneas generales de la historia, tenemos a Aya Komaki y a Yoshitaka Yashima también como creadores, y a Yūko Kahikara como guionista.
Pero ¿De qué trata Dragon Ball Daima? Como su sorpresivo trailer de presentación nos mostró hace ya algo más de un año, la historia comienza inmediatamente después de la victoria de los Guerreros Z contra el Monstruo Buu, que es derrotado por Son Goku gracias a una Genkidama cargada con la energía de todos los habitantes del planeta Tierra.
Si tenéis más o menos recientes tanto el manga como la serie, recordaréis que tras aquella batalla, se hacía un salto en el tiempo a siete años después, donde veíamos a los personajes algo más crecidos y asistíamos al comienzo del siguiente Torneo de Artes Marciales, en el que Goku tiraba la toalla acompañado de Uub, la reencarnación humana del Monstruo Buu dotada de todo su poder pero sin un ápice de maldad en su interior.
Pues bien, Daima (que en japonés significa Demonio, dada la conexión de esta serie con lo que en Dragon Ball se entiende por demonios) prescinde del salto temporal al comenzar justo tras la derrota de Majin Buu, con Gomah, un demonio hermano del finado Darbura, que ha ascendido al trono del reino demoniaco al quedarse el puesto libre debido al fallecimiento del que fuera la mano derecha (y esclavizada) del brujo Babidi.
Gomah, demonio de aspecto y carácter ridículo, quien solo quiere acaparar el máximo poder posible para gobernar el reino demoniaco, ve cómo en la Tierra los Guerreros Z han derrotado a una creación brujeril tan poderosa como Majin Buu, y ante el miedo que le produce que de algún modo, dichos guerreros terminaran por acudir al Reino Demoniaco para disputarle su poder, decide, con la ayuda de Degetsu, su segundo al mando (glindiano perteneciente a la misma raza que Kaio Shin y hermano de éste) robar las bolas de dragón de la tierra y convertir a los Guerreros Z en niños pequeños, buscando que con un poder tan reducido jamás puedan hacerle frente.
Para poder pedir su deseo, Gomah secuestra a Dende, asegurando así que a la vuelta de un año los Guerreros Z no recuperen las bolas de dragón y deshagan su deseo, dejando a Goku, Bulma, Piccolo, Vegeta y Compañía con prácticamente ninguna solución a su difícil problema.
En su desesperado ataque contra los sorprendidos Guerreros Z, Gomah cuenta con la ayuda de un namekiano de avanzada edad (y costumbres higiénicas no muy aceptables) llamado Neva.
Por fortuna el misterioso Glorio, otro habitante del Reino Demoníaco, acude al palacio de Kami Sama y recluta a Goku y a Kaio Shin para que le ayuden a detener a Gomah de la única forma posible: Consiguiendo las tres bolas de dragón que están esparcidas por el Reino Demoníaco al cual, igualmente, deben de acudir para rescatar a Dende.
Dicho Reino está dividido a su vez en tres submundos, llamados simplemente, Primer, Segundo y Tercer Mundo Demoníaco, separados y custodiados por un enorme pez guardián llamado Warp Sama existiendo en cada uno de ellos una bola de dragón de gran tamaño (similares a las de Namek) custodiada por un guerrero de increíble poder llamado Tamagami.
Quien quiera poseer cada bola de dragón deberá vencer al Tamagami correspondiente en combate y después superarle en el reto de inteligencia planteado por éste, algo que en las tres ocasiones que se produce en Daima da lugar a momentos muy divertidos.
Una vez allí, Goku conocerá a Panzy, princesa del Tercer Mundo Demoníaco que decidirá ayudarle en su búsqueda, así como a otros antagonistas como la también hermana de Kaio Shin y de Degetsu, conocida como Arinsu y creadora aposteriori junto a la bruja Marba de Majin Kuu y Majin Duu.
Poco después, y gracias al intelecto de Bulma que resulta capaz de encontrar un modo de viajar al Reino Demoníaco, Vegeta, Piccolo y la propia Bulma se unirán a la búsqueda y a las posteriores batallas que tendrán lugar.
En líneas generales, este es el argumento de Dragon Ball Daima, repartido a lo largo de los veinte capítulos en los que esta serie se divide.
A nivel de lore, la serie realiza un gran trabajo, pues logra aportar no pocos detalles a la mitología del universo creado por Akira Toriyama, situando el Reino Demoníaco como el lugar de procedencia originario tanto de los dioses Kaio como Kaio Shin o Kibito, como de los namekianos, y por supuesto, de cualesquiera Majin, incluido por supuesto Buu. En esencia, si el personaje en cuesitón tiene las orejas puntiagudas, lo más probable es que en origen, proceda del Reino Demoníaco.
En cuanto al tono, la serie por fortuna se aleja de horribles productos como Dragon Ball Heroes, y busca que el espectador encuentre en ella algo más que las constantes batallas contra enemigos de poder superior, sabiendo aunar muy bien este aspecto propio e indisoluble de todo Shōnen con una trama en su mayor parte humorística que encaja a la perfección con la historia contada por Toriyama y Kahikara.
Si nos detenemos en la animación, ésta está realizada como en la mayoría de productos no solo de Dragon Ball sino de anime mainstream en general por Toei Animation y Shueisha, quienes realizan un despliegue de medios de primer nivel que sitúa esta serie entre las mejores animadas de la actualidad, colocándose al nivel de otras que destacan en este aspecto como Chainsaw Man, Attack on Titan o Kimetsu No Yaiba.
En cuanto a la banda sonora, llevada a cabo por Kosuke Yamashita, si bien ésta no es especialmente reseñable, sirve de acompañamiento perfecto a la serie, con un opening que desde el primer capítulo ya se queda grabado en nuestra cabeza, aunque no tanto como los pertenecientes a Dragon Ball o Dragon Ball Z.
En lo que respecta al doblaje, en este caso el original, puesto que la serie no ha sido todavía doblada al castellano, está llevado a cabo por Masako Nozawa, Ryota Suzuki, Ai Kakuma, Mayumi Tanaka y Aki Kanada entre otros, quienes como Goku, Vegeta y compañía no desentonan en absoluta con las voces que ya conocemos tanto en nuestro idioma como en su versión original, estando algunos de ellos ya presentes en otros animes de la franquicia como Dragon Ball Z, Kai, Super, GT etc.
Con todo esto, Dragon Ball Daima resulta ser una serie de gran calidad que en mi opinión entretendrá tanto a fans nuevos del anime como a fans de toda la vida (si no se dejan arrastrar por cuestiones de canon que no van a ningún lado) y que supera con creces las expectativas generadas, al menos en el caso de quien esto escribe, con un anime mucho más ágil y entretenido que Super y de una duración, veinte capítulos, que se puede gestionar fácilmente sin necesidad de hipotecar nuestro tiempo libre.
De hecho su forma de afrontar el género de las artes marciales, asumiendo transformaciones y escaladas de poder que vienen de Dragon Ball Z o Dragon Ball GT, los exponentes más shōnen de la saga, pero siempre desde un punto de vista humorístico, hace que esta serie sea la primera de todas las continuaciones que más recuerde a Dragon Ball, el anime original y primera parte del manga, donde el humor prevalecía sobre todo lo demás.
Dragon Ball GT intentó algo parecido, pero no basta con reducir la edad de los personajes para que el humor aparezca solo, siendo a juicio de este redactor y a pesar de sus muchos aciertos, un producto fallido.
Finalizado el aspecto más “técnico” de la reseña, resulta inevitable (aunque irrelevante) hacer una breve reflexión sobre dónde o cómo encaja Dragon Ball Daima en el canon de Dragon Ball.
La respuesta corta es que no encaja, y que poco importa si no lo hace, ya que si por algo se caracterizan los creativos japoneses es por hacer las historias que consideran oportunas sin dejarse dominar por innecesarias continuidades que puedan lastrar la historia que quieren contar.
La respuesta algo más completa, sería que a juicio de quien esto escribe, y a pesar de las similitudes de este producto con Dragon Ball GT, por aquello de convertir a Son Goku en un niño y por el regreso del Super Saiyan 4, es que tras el final de Dragon Ball Z se abren tres continuidades distintas.
La primera de ellas, y la más “oficial” si bien creo que ese término no carece de polémica, es la que actualmente representa Dragon Ball Super tanto en manga como en anime, estando ambos inacabados a día de hoy.
La segunda, la de Dragon Ball Daima, que se contradice con Super por la no aparición en este último ni del Super Saiyan 4 de Goku, ni del Super Saiyan 3 de Vegeta, así como por volver a cambiar una vez más las reglas de la fusión con pendientes pothala (caso de Kibito y Shin).
La tercera y última de estas continuidades (al menos en orden de importancia, no así cronológico) que a día de hoy no se considera canon, pero a la que Dragon Ball Daima homenajea constantemente hasta el punto de que sin ella esta serie no habría podido existir, es sin duda, Dragon Ball GT.
Sea como fuere, creo que nuestra función como espectadores es disfrutar de las obras que se muestran en las pantallas de nuestros televisores, móviles o tabletas, sin hacernos tantas preguntas sobre dónde encaja un producto u otro, pues corremos el riesgo de no disfrutar este anime como se merece.
Una gran aportación al extenso lore de Bola de Dragón que sirve como inestimable legado del legendario Akira Toriyama.