Al estar especializada en música , la periodista neoyorquina Liz Pelly no fue un cliente tipo de Spotify cuando la plataforma sueca desembarcó en Estados Unidos en 2011: le llegaban multitud de discos de promo y apenas tenía tiempo para escuchar más cosas. Pero al ser ' freelance ', carecía del dinero suficiente para sobrevivir con sus textos y se pluriempleó trabajando en salas de conciertos, donde conoció de primera mano los problemas y necesidades de los músicos . Sus quejas por la baja remuneración obtenida del mercado del 'streaming' la animaron a investigar los entresijos de Spotify y, ante la falta de transparencia de la compañía, se las ingenió para hacer contactos en su plantilla que le permitieron descubrir...
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