Grandmas Cooking, las abuelas que enseñan a cocinar
El menú de hoy incluye, entre otros platos, ensaladilla rusa, tortilla de espinacas y mongetes. Nuri Isanda y Carles Poy son los profesores de este taller de cocina en el que un grupo de jóvenes que estudian en Barcelona compartirán cocina y mesa y pasarán unas horas aprendiendo a preparar diferentes recetas con estos veteranos […] The post Grandmas Cooking, las abuelas que enseñan a cocinar appeared first on 7 Caníbales.

El menú de hoy incluye, entre otros platos, ensaladilla rusa, tortilla de espinacas y mongetes. Nuri Isanda y Carles Poy son los profesores de este taller de cocina en el que un grupo de jóvenes que estudian en Barcelona compartirán cocina y mesa y pasarán unas horas aprendiendo a preparar diferentes recetas con estos veteranos y apasionados amantes de la cocina que quieren transmitir sus conocimientos.
Grandmas Cooking es un proyecto que combina gastronomía, cultura y labor social, convirtiendo a las abuelas -también hay abuelos, pero son muchos menos- en maestros de cocina. Lleva funcionando en Barcelona desde 2017 aunque, como sugiere su nombre en inglés, la vocación es llegar a todo el mundo. A otras ciudades de España, pero también por ejemplo a India, comenta Verónica Baena, ideóloga y reclutadora de abuelas, como ella misma explica bromeando.
Fue a las puertas del colegio cuando, viendo a los abuelos que acudían a llevar a los nietos, se hizo la pregunta: ¿Qué hacen el resto del día? Aquella fue la semilla de estos cursos en los que personas mayores enseñan a cocinar y comparten sus recetas y trucos con grupos de lo más variados, desde personas que visitan Barcelona y quieren hacer una actividad diferente a empresas, estudiantes o familias que buscan hacer algo distinto para celebrar un cumpleaños.
Un buen sofrito
Aunque antes de la pandemia tuvieron local propio cerca del mercado de Santa Caterina, ahora trabajan en diferentes cocinas según el grupo con el que van a cocinar. “No queremos tener un restaurante”, descarta Baena, quien insiste en que la clave es que esto no sea un trabajo para los abuelos, sino un placer. Y justo eso es lo que parece al ver a Jordi Bagues-Querol preparar una sopa de mejillones en uno de los talleres organizados durante la reciente edición de Tast a la Rambla en Barcelona.
“La clave de la cocina tradicional y de la cocina catalana es el sofrito”, explica a la veintena de asistentes a este showcooking en el que también está Isanda preparando unos buñuelos. Y peleándose con la inducción, “el gran enemigo de todas las abuelas”, bromea mientras espera a que el aceite se caliente para freír la masa que acaba de preparar ante la atenta mirada del público.
Ambos desbordan energía y ganas de compartir lo que saben de cocina. Y en tiempos en los que cada vez se cocina menos en casa, esta transmisión en un formato tan original y festivo parece especialmente importante. Pero no se trata de replicar recetas paso a paso, comentan, sino de saber improvisar con lo que uno se encuentra en el mercado. Y de aprovechar los ingredientes, señala Isora mientras recomienda usar la parte verde de las zanahorias para un caldo o incluso para un pesto verde con algunos frutos secos.
Más abuelas que abuelos
El equipo está compuesto por más de una veintena de abuelos, con abrumadora mayoría femenina y edades hasta los 77 años. El éxito es notable, reconoce Baena, así que las puertas siempre están abiertas para nuevos fichajes. “Si alguien conoce a algún familiar o vecino que le pueda interesar…”, deja caer la responsable del proyecto al acabar el taller en Tast a la Rambla, donde han cocinado paella para los asistentes además de dar clases.
“Es un taller de cocina, pero como si fuésemos una familia”, resume Isanda, incidiendo en esa idea de que no se trata sólo de enseñar a replicar un plato, sino de compartir trucos y atajos para que se animen a cocinar. Los grupos de alumnos, mayoritariamente extranjeros en estos años, son tan variados como el perfil de las abuelas. Hay amas de casa y algunas que fueron cocineras o trabajaron como educadoras sociales.
Baena organiza y a veces hace de traductora de esta red de abuelas, pero “ellas mandan” -matiza- a la hora de elegir los platos que se preparan en cada uno de estos talleres que, en muchos casos, empiezan haciendo la compra en el mercado.
Es verdad que hablar de la cocina de la abuela es muchas veces un recurso de marketing que olvida que, ni todas las abuelas cocinan bien ni a todas les gusta cocinar, aunque posiblemente no les quedaba otra.
Pero en este caso está claro que hablamos de abuelas y algún abuelo a quienes les apasiona no sólo estar entre cazuelas y sartenes, sino también compartir tiempo con personas encantadas de escuchar sus recetas e historias.
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