Vaya por delante que un escritor lo primero y último que sabe es que es eso mismo, un escritor a solas, pues todo arte se es en la más celosa e íntima soledad. Decía Valle- Inclán: «Yo no soy más que mi barba y el brazo que me falta». Así, jamás uno se podría catalogar ni como escritor taurino ni como escritor de filosofía, ni como poeta ni como novelista, nada de eso, simplemente uno escribe de Belmonte o de Nietzsche a modo de ensayo libre y personal. Con estas premisas quién nos iba a decir que, por mor de la caótica sociedad de este endiablado siglo, a los que escribimos de toros se nos iba a vilipendiar y menospreciar...
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