En el corazón de Salamanca, esta ruta por el bosque te lleva por uno de los parques naturales más desconocidos de España

Muchas veces, cuando se habla de Salamanca, el pensamiento viaja directamente a su capital. Joya universitaria, de arquitectura dorada, que deslumbra a quien la pisa. Pero más allá del bullicio estudiantil y la belleza monumental de la ciudad, la provincia encierra tesoros naturales que pasan desapercibidos. Rincones silenciosos, ocultos entre montañas, que ofrecen al viajero una experiencia completamente distinta. En las profundidades de su geografía se extiende una de sus zonas más desconocidas y sorprendentes: la comarca de Las Batuecas. Este rincón se encuentra en el suroeste de la provincia, muy cerca del límite con Cáceres. Allí, entre cumbres que superan los mil metros de altitud, se esconde el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia. Un espacio protegido que no solo cautiva por sus paisajes, sino también por la autenticidad de sus pueblos y la riqueza cultural que los envuelve. Es una de esas zonas donde el tiempo parece ir más despacio. Donde la naturaleza y las tradiciones conviven en una armonía que invita a desconectar. El parque abarca varios municipios, muchos de ellos con encanto suficiente como para justificar por sí solos una escapada. La Alberca, por ejemplo, es probablemente el más conocido. De hecho, fue el primer pueblo de España declarado Conjunto Histórico en 1940. En Directo al Paladar La última casa de comidas está en un pueblo de Salamanca (y nació de la mano de una fábrica de combustible nuclear) Calles empedradas, casas de entramado de madera y un ambiente que parece detenido en otra época. Pero también están Mogarraz, Miranda del Castañar, San Martín del Castañar o Sequeros. Todos ellos forman parte de una comarca en la que cada uno tiene su propia esencia, marcada por la historia a base de iglesias, castillos, plazas y leyendas. Sin embargo, lo que realmente convierte a esta comarca en un lugar especial son sus caminos. Senderos que serpentean entre montes y valles, que cruzan arroyos y se abren paso entre bosques de robles y castaños. Especialmente en otoño, cuando los colores del paisaje se transforman en una sinfonía de ocres, dorados y rojizos, caminar por aquí es casi una experiencia sensorial. San Martín del Castañar, uno de los pueblos de la comarca. ©iStock. Una de las rutas más recomendadas para adentrarse en este entorno es la que recorre el Valle de Las Batuecas. Se puede iniciar desde el monasterio de San José, habitado por una comunidad de carmelitas descalzos. El lugar tiene algo místico, casi irreal, escondido al fondo de un valle y rodeado por una vegetación espesa. Desde ahí parte un sendero que se interna en el bosque siguiendo el curso del río Batuecas. Es un recorrido fácil, de poco más de cinco kilómetros, que se puede hacer en menos de dos horas. Lo más fascinante, además de la tranquilidad que envuelve el camino, son las pinturas rupestres que aparecen en algunas de las paredes rocosas. Testimonios prehistóricos que revelan cómo este rincón ha estado habitado desde tiempos remotos. Otra propuesta interesante es subir hasta el mirador de la Peña de Francia. Se puede acceder en coche, pero también hay rutas a pie para quienes buscan un poco más de esfuerzo y aventura. Desde la cima, a 1.723 metros de altitud, la vista es impresionante. Se domina gran parte de la Sierra de Francia, y en días claros se puede ver incluso la Peña de Francia en la vecina Extremadura. Además, en la cima se encuentra un santuario dedicado a la Virgen del mismo nombre, muy venerada en la zona. El Paso de los Lobos, en la Sierra de Francia. ©iStock. También merece la pena recorrer el sendero circular que une Mogarraz y Monforte de la Sierra. A lo largo de unos ocho kilómetros, este camino atraviesa bosques espesos y ofrece panorámicas espectaculares. Es un recorrido algo más exigente, pero igualmente accesible para personas con una forma física media. En el trayecto, el silencio solo se rompe por el canto de los pájaros y el crujir de las hojas secas bajo los pies. Para almas aventureras –y físicos mucho más preparados–, una de las rutas más espectaculares que se pueden hacer aquí es la que lleva desde Monsagro a La Alberca, con unos 22 kilómetros de recorrido y con bastante desnivel, por lo que solo se recomienda para senderistas expertos, aunque sus vistas merecen muchísimo la pena, como la que espera en el Paso de los Lobos. Y si lo que se busca es un paseo más artístico, la Ruta del Arte en Mogarraz es una alternativa distinta. Este pequeño pueblo ha llenado sus fachadas con retratos de sus antiguos habitantes, creando una especie de museo al aire libre que da una vida especial a sus calles. Imágenes | Al Carrera en iStock / Jose Miguel Sanchez en iStock / Estellez en iStock En DAP | Un castillo templario, murallas y un paraíso natural: así es uno de los pueblos más bonitos d

Apr 11, 2025 - 17:22
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En el corazón de Salamanca, esta ruta por el bosque te lleva por uno de los parques naturales más desconocidos de España

En el corazón de Salamanca, esta ruta por el bosque te lleva por uno de los parques naturales más desconocidos de España

Muchas veces, cuando se habla de Salamanca, el pensamiento viaja directamente a su capital. Joya universitaria, de arquitectura dorada, que deslumbra a quien la pisa. Pero más allá del bullicio estudiantil y la belleza monumental de la ciudad, la provincia encierra tesoros naturales que pasan desapercibidos.

Rincones silenciosos, ocultos entre montañas, que ofrecen al viajero una experiencia completamente distinta. En las profundidades de su geografía se extiende una de sus zonas más desconocidas y sorprendentes: la comarca de Las Batuecas.

Este rincón se encuentra en el suroeste de la provincia, muy cerca del límite con Cáceres. Allí, entre cumbres que superan los mil metros de altitud, se esconde el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia. Un espacio protegido que no solo cautiva por sus paisajes, sino también por la autenticidad de sus pueblos y la riqueza cultural que los envuelve. Es una de esas zonas donde el tiempo parece ir más despacio. Donde la naturaleza y las tradiciones conviven en una armonía que invita a desconectar.

El parque abarca varios municipios, muchos de ellos con encanto suficiente como para justificar por sí solos una escapada. La Alberca, por ejemplo, es probablemente el más conocido. De hecho, fue el primer pueblo de España declarado Conjunto Histórico en 1940.

Calles empedradas, casas de entramado de madera y un ambiente que parece detenido en otra época. Pero también están Mogarraz, Miranda del Castañar, San Martín del Castañar o Sequeros. Todos ellos forman parte de una comarca en la que cada uno tiene su propia esencia, marcada por la historia a base de iglesias, castillos, plazas y leyendas.

Sin embargo, lo que realmente convierte a esta comarca en un lugar especial son sus caminos. Senderos que serpentean entre montes y valles, que cruzan arroyos y se abren paso entre bosques de robles y castaños. Especialmente en otoño, cuando los colores del paisaje se transforman en una sinfonía de ocres, dorados y rojizos, caminar por aquí es casi una experiencia sensorial.

Istock 1449530018 San Martín del Castañar, uno de los pueblos de la comarca. ©iStock.

Una de las rutas más recomendadas para adentrarse en este entorno es la que recorre el Valle de Las Batuecas. Se puede iniciar desde el monasterio de San José, habitado por una comunidad de carmelitas descalzos. El lugar tiene algo místico, casi irreal, escondido al fondo de un valle y rodeado por una vegetación espesa. Desde ahí parte un sendero que se interna en el bosque siguiendo el curso del río Batuecas.

Es un recorrido fácil, de poco más de cinco kilómetros, que se puede hacer en menos de dos horas. Lo más fascinante, además de la tranquilidad que envuelve el camino, son las pinturas rupestres que aparecen en algunas de las paredes rocosas. Testimonios prehistóricos que revelan cómo este rincón ha estado habitado desde tiempos remotos.

Otra propuesta interesante es subir hasta el mirador de la Peña de Francia. Se puede acceder en coche, pero también hay rutas a pie para quienes buscan un poco más de esfuerzo y aventura. Desde la cima, a 1.723 metros de altitud, la vista es impresionante. Se domina gran parte de la Sierra de Francia, y en días claros se puede ver incluso la Peña de Francia en la vecina Extremadura. Además, en la cima se encuentra un santuario dedicado a la Virgen del mismo nombre, muy venerada en la zona.

Batuecas Sierra Francia Ruta El Paso de los Lobos, en la Sierra de Francia. ©iStock.

También merece la pena recorrer el sendero circular que une Mogarraz y Monforte de la Sierra. A lo largo de unos ocho kilómetros, este camino atraviesa bosques espesos y ofrece panorámicas espectaculares. Es un recorrido algo más exigente, pero igualmente accesible para personas con una forma física media. En el trayecto, el silencio solo se rompe por el canto de los pájaros y el crujir de las hojas secas bajo los pies.

Para almas aventureras –y físicos mucho más preparados–, una de las rutas más espectaculares que se pueden hacer aquí es la que lleva desde Monsagro a La Alberca, con unos 22 kilómetros de recorrido y con bastante desnivel, por lo que solo se recomienda para senderistas expertos, aunque sus vistas merecen muchísimo la pena, como la que espera en el Paso de los Lobos.

Y si lo que se busca es un paseo más artístico, la Ruta del Arte en Mogarraz es una alternativa distinta. Este pequeño pueblo ha llenado sus fachadas con retratos de sus antiguos habitantes, creando una especie de museo al aire libre que da una vida especial a sus calles.

Imágenes | Al Carrera en iStock / Jose Miguel Sanchez en iStock / Estellez en iStock

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La noticia En el corazón de Salamanca, esta ruta por el bosque te lleva por uno de los parques naturales más desconocidos de España fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .