En defensa de la polaridad

Resulta, por tanto, que la idea de tercera España, que nace para responder a la polarización, es en realidad el concepto más polarizador de todos. ¿Por qué? Porque supone que la solución pasa por salirse del problema político y resolverlo desde una posición superior, dejando acorralados sin remedio a los que disputaban. En esa idea... Leer más La entrada En defensa de la polaridad aparece primero en Zenda.

Mar 8, 2025 - 01:04
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En defensa de la polaridad

Había algo en el ambiente que no me convencía, como un gritito de colegiala escandalizada, un puritanismo extraño. Cuando se hablaba de “polarización” hasta para referirse a las broncas en los partidos fútbol, como si estuviese pasando algo muy diferente a lo de toda la vida, como si no hubiesen ido a un partido de fútbol en los años 80 o paseado por un patio del colegio de aquellos de barro y piedras, como si todo hoy fuese más violento, más bronco y peor que no sé cuándo. Había algo en el ambiente que me empezaba a causar rechazo. Esa forma de hablar de la tercera España encajaba con algo que se introdujo a partir de 2008 con la crisis financiera. Una lógica contra el sistema, las élites, los partidos, los medios de comunicación y cualquier autoridad establecida. Algo parecido al mayo del 68, pero menos comunista y más de guante blanco. Un antielitismo de las élites. Una contradicción aparente que se recubría con el incomprensible prestigio del que goza el sintagma “tercera España”. Es incomprensible porque no se sabe muy bien qué significa. Unos lo utilizan para designar a la mayoría silenciosa reprimida por el régimen franquista, otros para señalar a la minoría ruidosa que se fue al exilio, otros para referirse al espíritu de la Transición y otros para hablar del futuro de una España que saldrá del bipartidismo. ¿Qué tienen en común más allá de la pura contradicción terminológica? Se parecen en que señalan una posición correcta, en la que naturalmente se sitúa el que lo utiliza, y otra incorrecta en la que sitúan a todos los demás, a los que culpan de la situación que a ellos no les gusta.

Resulta, por tanto, que la idea de tercera España, que nace para responder a la polarización, es en realidad el concepto más polarizador de todos. ¿Por qué? Porque supone que la solución pasa por salirse del problema político y resolverlo desde una posición superior, dejando acorralados sin remedio a los que disputaban.

"La tercera España, como concepto equívoco, en realidad niega lo más hermoso y verdadero de esa actividad tan humana que es la política: la categoría de la relación"

En esa idea de la tercera España va implícito que todos los que discuten son iguales. Las famosas “dos Españas” de Machado aparecen idénticas, como imagen especular la una de la otra, es decir, desnaturalizadas y caricaturizadas. Pero ni había dos Españas, ni todos los que discrepaban eran iguales, ni era un conflicto cuya única solución fuese apartarlos a todos. Afirmar esto, y hacerlo hoy en día, es el análisis compartido por todos los populismos. Se resumen en el juicio de superioridad que afirma que todos son iguales. “Todos los políticos son unos…”, “el PP y el PSOE son lo mismo”, “no nos representan”, “solo el pueblo salva al pueblo”, “la casta son todos” o “todos son parte del consenso socialdemócrata”. Todos estos juicios, que no entiendo por qué quedan tan bien en una discusión de café, quizás porque posicionan al que los emite en una situación de superioridad moral, en realidad denotan un hastío de la política. En sus mentes, sin saberlo, se impone el mito de la solución, el advenimiento de la redención marxista, donde ya no habrá conflicto entre los hombres. ¿Pero por qué se imaginan que el mundo de las ideas será mejor cuando no discutamos? ¿Acaso no han disfrutado nunca de una discusión sin fin en la que no se deja de profundizar y matizar? ¿Es que no saben que la política no consiste en pensar lo mismo sobre todo, sino en garantizar que no todos tengamos que pensar lo mismo? La tercera España, como concepto equívoco, en realidad niega lo más hermoso y verdadero de esa actividad tan humana que es la política: la categoría de la relación. Ojalá comprendamos de nuevo que es mucho más bella la relación que la síntesis. Que las políticas de corte hegeliano, que pretender reunir la tesis y la antítesis en una síntesis han llevado siempre a la violencia y la pérdida de libertad.

Si la democracia liberal fue la apuesta unánime de los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial fue porque comprendieron que esa era la mejor forma histórica de gobierno para canalizar la polaridad y convertirla en un impulso creativo y constructivo. Sabían mejor que nadie que la democracia no nace de la virtud, nace de la necesidad. Por eso la polarización actual no es una prueba en contra de la democracia liberal, sino el hecho que exige su defensa por encima de toda tentación autocrática.

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Autor: Armando Zerolo. Título: Contra la tercera España. Editorial: Deusto. Venta: Todostuslibros.

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