Álvaro Colomer: una mirilla a la creación literaria

La obra se divide en cuatro bloques temáticos: la inspiración, la escritura, la corrección y la publicación, con una conclusión dedicada a Ida Vitale, la autora más longeva de este volumen. Los cuatro bloques reúnen los testimonios de más de ochenta escritores a los que Colomer ha entrevistado en los últimos cinco años. Aprende a... Leer más La entrada Álvaro Colomer: una mirilla a la creación literaria aparece primero en Zenda.

Feb 16, 2025 - 07:04
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Álvaro Colomer: una mirilla a la creación literaria

La vida es caótica e imprevisible, pero un libro tiene el poder de ordenarla. Leer refleja, de forma temblorosa, la imagen que somos y aligera nuestra soledad semántica. Cuando esa magia ocurre, la admiración hacia el libro se traslada directamente hacia el autor. ¿Cómo es posible que alguien desconocido haya descrito nuestros miedos, esperanzas o insatisfacciones con más precisión que nosotros mismos? En su último libro, Aprende a escribir: Métodos, disciplinas y talentos de los grandes autores contemporáneos, Álvaro Colomer nos describe esa transfiguración que convierte al autor en una especie de Dios: crea y nos recrea a su antojo, siendo, a la vez, nuestra semejanza.

La obra se divide en cuatro bloques temáticos: la inspiración, la escritura, la corrección y la publicación, con una conclusión dedicada a Ida Vitale, la autora más longeva de este volumen. Los cuatro bloques reúnen los testimonios de más de ochenta escritores a los que Colomer ha entrevistado en los últimos cinco años. Aprende a escribir presenta una comunidad literaria conformada por autores hispánicos, hombres y mujeres de diversas generaciones. Llama la atención el testimonio de Vitale, que solicita cita previa a las musas, pues considera más importante ir a la compra que escribir un poema. La escritura en este caso es una copia. Mario Obrero, el autor más joven, no toma notas de las ideas que le surgen para sus poemas; prefiere que revoloteen y, cuando se acumulan demasiadas, se sienta a capturar las que han persistido en su vuelo.

"Aprende a escribir es como una mirilla; el lector se convertirse en un mirón que deambula por habitaciones ajenas"

A lo largo del libro, Álvaro Colomer logra una atmósfera de confianza donde los autores comparten sus manías y secretos, mostrando cómo logran el tránsito de la vida a la ficción. Sara Mesa se enamoró de la luminosidad del cuarto de baño de su casa, lo reformó e instaló su escritorio donde antes se expulsaban los excedentes del cuerpo. Arturo Pérez-Reverte escribe con un teclado que emula el repiqueteo de las antiguas máquinas de escribir. Estos son solo dos ejemplos, pero en la mayoría de ellos hay una especie de teatralización de la escritura.

Aprende a escribir es como una mirilla; el lector se convertirse en un mirón que deambula por habitaciones ajenas. En la habitación de Leonardo Padura encontramos algo que nos sorprende: no sabe quién será el asesino de sus novelas hasta que llega al final. Luego regresa al principio y analiza quién de sus personajes podría ser el culpable. Irene Solá utiliza una imagen poética para referirse al acto de escribir, comparándolo con una piscina vacía. No tiene un plan previo; se lanza al vacío y escribe mientras la piscina se va llenando, nadando en ella hasta encontrar lo que deseaba. No escribe para encontrar lo que busca, sino que escribe para encontrar.

"A lo largo del libro, nos damos cuenta de que no existen dos métodos exactamente iguales para lograr ese extraño objeto que es el libro"

Luna Miguel confiesa algo que merodea la escritura y que rara vez se menciona: la masturbación. Aprovecha la energía del orgasmo como inspiración. También es una gran lectora, y después de leer Pura pasión, de Annie Ernaux, vivió un idilio con un padre que conoció en el parvulario cuando ambos recogían a sus hijos. Leandro Pérez se enfrentó a la encrucijada de muchos escritores: el trabajo o el libro. Al final, dio un salto de fe y apostó por su sueño, renunciando a la eterna queja de la falta de tiempo, dinero y tantos miedos que nos arrincona en el consuelo de culpar a la vida.

Guadalupe Nettel escribe con una disposición receptiva hacia lo que sucede en su día a día, como si el destino quisiera comunicarse con ella. Todos convertimos el azar en un momento de necesidad, y nos contamos historias sobre cómo hemos sobrevivido, pero Nettel lo convierte en literatura. Enrique Vila-Matas ha desarrollado tal sentimiento de culpa que no se permite un día sin escribir. Su combustible es el café y algunas de las listas de Spotify que ha creado. Escribe e imprime, reescribe e imprime, como un pintor barroco cuyo lienzo acumula pátinas de pintura.

A lo largo del libro, nos damos cuenta de que no existen dos métodos exactamente iguales para lograr ese extraño objeto que es el libro. Pueden existir normas o estrategias que se cumplan en mayor o menor medida, pero al final, cada escritor se enfrenta a una tarea ineludible: la libertad para crear. No somos absolutamente libres; existen normas, métodos y disciplinas, pero al final, uno debe dar sus propias reglas a la escritura. La intimidad de la creación que en este libro se describe puede ser útil, no para copiarla, sino para ser nosotros mismos. Solo así surgen los libros que merecen ser leídos, aquellos que desafían los dogmas sobre lo bueno, lo bello o la desdicha. Escribir no es reproducir la vida; significa, por el contrario, darle un sentido, porque la vida, por sí misma, no tiene voz.

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Autor: Álvaro Colomer. Título: Aprende a escribir. Editorial: Debate. Venta: Todostuslibros.

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