'Vestida de azul', el documental que mostró la realidad de las mujeres trans cuando las perseguían y las llamaban travestis

Antonio Giménez-Rico dirigió en 1983 un filme pionero que ahora se reivindica como obra de culto. Su restauración se ha presentado en Berlín con la única de las protagonistas que sigue vivaTodo sobre Berlinale - La excelente ópera prima con la que el cine español muestra la “violencia social” hacia la comunidad sorda Durante décadas el franquismo persiguió, acosó e intento reprimir cualquier disidencia. También las sexuales y las de género. Los homosexuales, bisexuales y transexuales eran enemigos públicos, y vivían la represión policial y del estado, Muchos de ellos tuvieron que huir de sus casas y de sus pueblos. En el caso de la comunidad trans, muchos de los que se atrevieron a contarla y vivirla recurrieron a la prostitución como vía para ganar un salario, ya que nadie les iba a contratar. Aunque la ley sobre peligrosidad y rehabilitación social se derogara tras la muerte de Franco, en 1978, y esto supusiera, sobre el papel, el fin de la penalización legal de homosexuales y transexuales, el colectivo LGTB siguió marcado por otras leyes como la de escándalo público, que siguió reprimiendo a todos ellos hasta su modificación en 1983 y su posterior eliminación en 1989. Fue precisamente en 1983 cuando se estrenó en el festival de cine de San Sebastián Vestida de azul, el primer documental que se estrena en salas y que muestra la realidad, sin tapujos ni tabúes, de las mujeres transexuales en España. Un filme que comenzaba con una redada policial cuando ellas ejercían la prostitución. Antonio Giménez-Rico marcaba un hito en el cine de no ficción español mostrando a aquellas mujeres que nadie quería ver, que estaban condenadas a los márgenes y que él colocaba en el centro. Sus dudas, sus miedos, cómo huyeron de sus casas, su vida actual como trabajadoras sexuales… todo en unas conversaciones que quedaron como registro de un tiempo que comenzaba a cambiar. A pesar de la revolución en su estreno, la película fue una gota de agua en el desierto. Un filme que fue olvidado con el tiempo y rescatado ya en los últimos años gracias, entre otras, a la periodista Valeria Vegas, que realizó un ensayo sobre la película y la transexualidad en la España de la Transición en su libro Vestidas de azul, el mismo que posteriormente los Javis adaptaron en forma de serie con el mismo nombre. Lograban una difusión que el filme original no había tenido y hacía que se revisara con los ojos del presente, con una ley trans que ahora ya está aprobada, pero también con el auge de la extrema derecha que amenaza a las personas transexuales. Para Valeria Vegas, el valor del documental original está en lo pionero que fue y en el éxito que tuvo en su estreno en salas, donde recuerda que fue visto por más de 200.000 espectadores. Para ella, el trabajo de Gímenez-Rico es “el retrato de una época”, y también sabe que ahora “muchos aspectos pueden hasta chirriar, porque hay un lenguaje que ya no se usa, ellas mismas, las protagonistas no tienen claro ciertos aspectos, no saben a veces ni definirse bien a sí mismas, pero ni ellas ni nadie en esa época”.  “Aporta el testimonio y deberíamos reivindicarla más. Yo la reivindiqué mucho hace cinco o seis años y en ese momento tenía que explicar, incluso a gente de la propia comunidad LGTB, en qué consistía esta película. Una gran mayoría no la había visto y me lancé a escribir, a hacer aquel ensayo consciente de que era una película de culto, pero muy minoritaria. Creo que sigue siendo una gran desconocida, porque durante muchos años no tuvo distribución y apenas se pasaba por televisión”, cuenta la periodista y escritora a elDiario.es. Fotograma de 'Vestida de azul' con Nacha Sánchez Ese pequeño resurgir de Vestida de azul ha hecho que el Festival de Berlín la haya seleccionado para su sección Berlinale Classics, donde se proyectan versiones restauradas de películas importantes en la historia del cine. La presentación de

Feb 18, 2025 - 00:20
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'Vestida de azul', el documental que mostró la realidad de las mujeres trans cuando las perseguían y las llamaban travestis

'Vestida de azul', el documental que mostró la realidad de las mujeres trans cuando las perseguían y las llamaban travestis

Antonio Giménez-Rico dirigió en 1983 un filme pionero que ahora se reivindica como obra de culto. Su restauración se ha presentado en Berlín con la única de las protagonistas que sigue viva

Todo sobre Berlinale - La excelente ópera prima con la que el cine español muestra la “violencia social” hacia la comunidad sorda

Durante décadas el franquismo persiguió, acosó e intento reprimir cualquier disidencia. También las sexuales y las de género. Los homosexuales, bisexuales y transexuales eran enemigos públicos, y vivían la represión policial y del estado, Muchos de ellos tuvieron que huir de sus casas y de sus pueblos. En el caso de la comunidad trans, muchos de los que se atrevieron a contarla y vivirla recurrieron a la prostitución como vía para ganar un salario, ya que nadie les iba a contratar.

Aunque la ley sobre peligrosidad y rehabilitación social se derogara tras la muerte de Franco, en 1978, y esto supusiera, sobre el papel, el fin de la penalización legal de homosexuales y transexuales, el colectivo LGTB siguió marcado por otras leyes como la de escándalo público, que siguió reprimiendo a todos ellos hasta su modificación en 1983 y su posterior eliminación en 1989.

Fue precisamente en 1983 cuando se estrenó en el festival de cine de San Sebastián Vestida de azul, el primer documental que se estrena en salas y que muestra la realidad, sin tapujos ni tabúes, de las mujeres transexuales en España. Un filme que comenzaba con una redada policial cuando ellas ejercían la prostitución. Antonio Giménez-Rico marcaba un hito en el cine de no ficción español mostrando a aquellas mujeres que nadie quería ver, que estaban condenadas a los márgenes y que él colocaba en el centro. Sus dudas, sus miedos, cómo huyeron de sus casas, su vida actual como trabajadoras sexuales… todo en unas conversaciones que quedaron como registro de un tiempo que comenzaba a cambiar.

A pesar de la revolución en su estreno, la película fue una gota de agua en el desierto. Un filme que fue olvidado con el tiempo y rescatado ya en los últimos años gracias, entre otras, a la periodista Valeria Vegas, que realizó un ensayo sobre la película y la transexualidad en la España de la Transición en su libro Vestidas de azul, el mismo que posteriormente los Javis adaptaron en forma de serie con el mismo nombre. Lograban una difusión que el filme original no había tenido y hacía que se revisara con los ojos del presente, con una ley trans que ahora ya está aprobada, pero también con el auge de la extrema derecha que amenaza a las personas transexuales.

Para Valeria Vegas, el valor del documental original está en lo pionero que fue y en el éxito que tuvo en su estreno en salas, donde recuerda que fue visto por más de 200.000 espectadores. Para ella, el trabajo de Gímenez-Rico es “el retrato de una época”, y también sabe que ahora “muchos aspectos pueden hasta chirriar, porque hay un lenguaje que ya no se usa, ellas mismas, las protagonistas no tienen claro ciertos aspectos, no saben a veces ni definirse bien a sí mismas, pero ni ellas ni nadie en esa época”. 

“Aporta el testimonio y deberíamos reivindicarla más. Yo la reivindiqué mucho hace cinco o seis años y en ese momento tenía que explicar, incluso a gente de la propia comunidad LGTB, en qué consistía esta película. Una gran mayoría no la había visto y me lancé a escribir, a hacer aquel ensayo consciente de que era una película de culto, pero muy minoritaria. Creo que sigue siendo una gran desconocida, porque durante muchos años no tuvo distribución y apenas se pasaba por televisión”, cuenta la periodista y escritora a elDiario.es.

Fotograma de 'Vestida de azul' con Nacha Sánchez

Ese pequeño resurgir de Vestida de azul ha hecho que el Festival de Berlín la haya seleccionado para su sección Berlinale Classics, donde se proyectan versiones restauradas de películas importantes en la historia del cine. La presentación de esta remozada versión ―realizada por la distribuidora Mercury Films, en colaboración con FlixOlé― ha tenido una invitada especial, Nacha Sánchez, la única de las mujeres protagonistas del filme que queda con vida.

Para ella el viaje a Berlín ha sido muy especial. La ovación con la que el público alemán recibió demuestra que la película, a menos de una semana de las elecciones en el país donde la extrema derecha amenaza, sigue igual de vigente.

Todavía con la emoción en el rostro, Nacha Sánchez baja a la cafetería del hotel donde se hospeda en Berlín. Todavía atenderá aquí unos cuantos coloquios y proyecciones más, porque sabe de la importancia que tiene y no se cansa de hablar de ella. De hecho, confiesa que se queda siempre a verla y siempre descubre cosas nuevas. Han pasado cuatro décadas, pero zanja pronto la pregunta: “No he cambiado mi manera de pensar en nada. Lo que ha cambiado es que no tengo que trabajar en la calle como antes y mi vida es más normal, tranquila y relajada”.

La película trajo buenas y malas consecuencias, porque hubo muchos insultos y muchas puertas cerradas. Decían que donde íbamos, que éramos putas y maricones

Nacha Sánchez Artista

Eso sí, ahora hay “más libertad”. Se muestra agradecida porque durante todos estos años no tuvieron el reconocimiento que merecían, y ahora piensa que empieza a haberlo. “Ahora se reconoce que lo que hicimos fue para abrir puertas, pero en ningún momento nosotras pensábamos en hacer eso para abrir puertas a nadie, porque más bien a nosotras nos las cerraron. La película trajo buenas y malas consecuencias, porque hubo muchos insultos y muchas puertas cerradas. Muchas. Decían que donde íbamos, que éramos putas, maricones… ya sabes, esas expresiones”, explica.

Ahí lanza una reflexión que también hace Valeria Vegas, y es que uno de los principales cambios está en el lenguaje. “Al menos ya no somos travestis. Esa palabra ha cambiado y eso es muy interesante. A mí ya la palabra travesti me sonaba mal. Ahora somos trans, que me parece mucho más constructivo. Los travestis son personas que se disfrazan para hacer un espectáculo. Eso es un travesti, no una persona que está transformando su vida”, expresa con contundencia.

El reconocimiento le llega a Nacha “tarde”. “Fíjate si es tarde que me llega solo a mí. Las demás no están. Si estuviéramos todas, el abanico de experiencias sería más extenso. Hablaríamos todas de las ideas que teníamos. Éramos seis personas completamente diferentes, unas más mayores… ha llegado tarde, pero ha llegado, por lo menos quedo yo para reconocer lo que hicimos”, dice con una sonrisa triste.

Nacha Sánchez, en el centro, en la presentación en el Festival de Berlín de la restauración de 'Vestida de azul'

Nunca pensó que se convertiría en un referente para las nuevas generaciones y lo ve como una “responsabilidad”. También sabe que habrá personas que no compartan aspectos de su forma de pensar. “Hay cosas que yo he hecho en mi vida que a lo mejor la gente no está de acuerdo, como haber trabajado en la prostitución. Eso para mucha gente no es de un referente, pero lo tienen que entender y más si realmente soy su referente. Yo no lo he hecho por voluntad propia, era por necesidad. Igual que yo, la mayoría. Nosotras no éramos aptas para tener un trabajo común y corriente. Teníamos documentos de hombre. El rechazo era terrible ¿Qué nos quedaba? O ser artista, que todo el mundo no vale para ser artista, igual que no todo el mundo vale para prostituirse porque es un mundo muy difícil. Llueve, hace frío, hace calor, estás en medio de la calle, te ve la gente, te insulta. Hemos tenido muchísimos problemas con las personas que tienen otra condición y otras ideas políticas. Han asesinado a muchas de nosotras”.

Por eso dice que no tiene miedo si vuelven los que las insultaban y pegaban, pero le cuesta llamarles por su nombre porque prefiere no hablar de política. Eso sí, les deja un mensaje: “Que se den cuenta de que existíamos hace 40 años, y ya luchábamos entonces. Ahora quedamos alguna viva para poder seguir diciendo que hemos logrado lo que queríamos aunque les hayamos tenido en contra”.

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