No quiero que Marvel disfrace a ‘Capitán América’ de thriller político, quiero que se vuelvan a hacer películas de un género que era sensacional

Durante largo tiempo Marvel ha encontrado la manera de hacer más atractivos sus espectáculos prometiendo que se iban a alejar de lo esperado, juntando los superhéroes con otros géneros que no fueran los habituales de acción o ciencia ficción. “Es Thor, pero con comedia”. “Es Ant-Man, pero con cine de atracos”. “Es Spider-Man, pero también una peli de joven en el instituto” “Es Capitán América, pero es un thriller político”. La clave de su éxito estaba en aproximarse a esos otros géneros sin pasarse, encontrando el momento donde retomar el carril habitual para generar la satisfacción del aficionado medio. ‘Capitán América y El Soldado de invierno’ fue una de las mejores en asentar el modelo, intentando unir varias eras del cine con suspense e intrigas políticas para, llegado al tercer acto, desplegar la acción espectacular que es reglamentaria para una película de Marvel, aunque traicione la atmósfera de lo que se está intentando homenajear. Que duda cabe, aquella película encontró la manera de hacerlo excitante y emocionante, aunque sin necesariamente picar a los espectadores por rescatar algunos de los clásicos a los que homenajeaban Joe Russo y Anthony Russo. El tono ha terminado manteniéndose con más o menos acierto en la saga del Capitán América, con la nueva película liderada por Anthony Mackie volviendo a rescatar claves de un género que es puro Hollywood en el mejor de los sentidos. El síntoma de algo mayor Pero ‘Capitán América: Brave New World’ no es sólo un exponente del estado de emergencia actual de Marvel, intentando convertir en evento una película hecha con parches pensada para cubrir parches anteriores. Lo más grave es que también es un mal thriller político, doliendo compararla con una película de hace poco más de 10 años que sí entendía qué tenía que incluir para parecer un entretenimiento adulto. En Espinof 10 años del estreno de una de las mejores películas de Marvel. Una sensacional reinvención en clave de thriller clásico de un poderoso personaje que puedes ver en Disney+ El mal desarrollo de la intriga, donde el espectador está recibiendo todo el rato información mucho antes que los personajes que intentan destapar la conspiración (que Harrison Ford esté tan presente como personaje hace que se destapen antes los secretos en torno a él), elimina cualquier elemento de suspense. Su intento también de eliminar posibles polémicas la obliga a extirpar cualquier amago de crítica política o cinismo hacia lo gubernamental que es esencial para una película de este tipo. Que no sepa cumplir los mínimos es deprimente, pero también síntoma de un problema mayor. Julius Onah entrega el producto esperable cuando Hollywood ha decidido que géneros adultos como este ya no valen la pena ser cuidados. No hace falta ni remontarse a épocas doradas como los setenta para encontrar ejemplos notables, con la saga de Jason Bourne como gran ejemplo de cómo franquiciar y hace espectacular este tipo de películas que los adultos consumían. Pero incluso esas películas estaban hechas por artesanos en la materia, cineastas que no eran autores consumados o con visión pero sabían ser profesionales a la hora de rematarlas. Un género histórico En su búsqueda de los números de taquilla más golosos, los estudios de Hollywood decidieron que todo lo que no era franquicias consumadas y ultracaras no valía la pena producirlo. La progresiva extinción de la película de presupuesto medio ha ido eliminando la curiosidad por este tipo de cine adulto, capaz de plasmar en forma de entretenimiento problemas muy relacionados con nuestro día a día. El thriller político era capaz de llevar a ese terreno algo que parece alejado de nosotros como las altas esferas gubernamentales y las conspiraciones, haciendo que siguiéramos a personas más corrientes (o agentes con los que podíamos empatizar) mientras intentaban destapar algo más grande que sí mismos. La Guerra Fría o la debacle de Watergate propulsaron mucho la que podríamos considerar era dorada del género, con películas imprescindibles producidas entre las décadas de los 60 y los 70. La rivalidad soviética daba mucho juego para hacer intrigas como ‘El mensajero del miedo’ o ‘El espía que surgió del frío’, mientras que la caída de Richard Nixon impulsó un descreimiento en el gobierno estadounidense que propulsa películas como ‘Los tres días del cóndor’, ‘El hombre de Mackintosh’, ‘El último testigo’ o ‘Marathon Man’. O un film algo más tardío como ‘Impacto’. En Espinof Desde hace tiempo prefiero ponerme algo de cine clásico al último fenómeno en streaming. O cómo decidí que no quería ver sólo "contenido" No hacía falta que fuera una directa respuesta al momento político, de ahí que incluso una época más relativamente calmada e incluso buenista como los 90 también tuviera sus intri

Feb 18, 2025 - 20:10
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No quiero que Marvel disfrace a ‘Capitán América’ de thriller político, quiero que se vuelvan a hacer películas de un género que era sensacional

No quiero que Marvel disfrace a ‘Capitán América’ de thriller político, quiero que se vuelvan a hacer películas de un género que era sensacional

Durante largo tiempo Marvel ha encontrado la manera de hacer más atractivos sus espectáculos prometiendo que se iban a alejar de lo esperado, juntando los superhéroes con otros géneros que no fueran los habituales de acción o ciencia ficción. “Es Thor, pero con comedia”. “Es Ant-Man, pero con cine de atracos”. “Es Spider-Man, pero también una peli de joven en el instituto” “Es Capitán América, pero es un thriller político”.

La clave de su éxito estaba en aproximarse a esos otros géneros sin pasarse, encontrando el momento donde retomar el carril habitual para generar la satisfacción del aficionado medio. ‘Capitán América y El Soldado de invierno’ fue una de las mejores en asentar el modelo, intentando unir varias eras del cine con suspense e intrigas políticas para, llegado al tercer acto, desplegar la acción espectacular que es reglamentaria para una película de Marvel, aunque traicione la atmósfera de lo que se está intentando homenajear.

Que duda cabe, aquella película encontró la manera de hacerlo excitante y emocionante, aunque sin necesariamente picar a los espectadores por rescatar algunos de los clásicos a los que homenajeaban Joe Russo y Anthony Russo. El tono ha terminado manteniéndose con más o menos acierto en la saga del Capitán América, con la nueva película liderada por Anthony Mackie volviendo a rescatar claves de un género que es puro Hollywood en el mejor de los sentidos.

El síntoma de algo mayor

Pero ‘Capitán América: Brave New World’ no es sólo un exponente del estado de emergencia actual de Marvel, intentando convertir en evento una película hecha con parches pensada para cubrir parches anteriores. Lo más grave es que también es un mal thriller político, doliendo compararla con una película de hace poco más de 10 años que sí entendía qué tenía que incluir para parecer un entretenimiento adulto.

El mal desarrollo de la intriga, donde el espectador está recibiendo todo el rato información mucho antes que los personajes que intentan destapar la conspiración (que Harrison Ford esté tan presente como personaje hace que se destapen antes los secretos en torno a él), elimina cualquier elemento de suspense. Su intento también de eliminar posibles polémicas la obliga a extirpar cualquier amago de crítica política o cinismo hacia lo gubernamental que es esencial para una película de este tipo.

Que no sepa cumplir los mínimos es deprimente, pero también síntoma de un problema mayor. Julius Onah entrega el producto esperable cuando Hollywood ha decidido que géneros adultos como este ya no valen la pena ser cuidados. No hace falta ni remontarse a épocas doradas como los setenta para encontrar ejemplos notables, con la saga de Jason Bourne como gran ejemplo de cómo franquiciar y hace espectacular este tipo de películas que los adultos consumían. Pero incluso esas películas estaban hechas por artesanos en la materia, cineastas que no eran autores consumados o con visión pero sabían ser profesionales a la hora de rematarlas.

Un género histórico

El Informe Pelicano 1993 Denzel Washington Julia Roberts

En su búsqueda de los números de taquilla más golosos, los estudios de Hollywood decidieron que todo lo que no era franquicias consumadas y ultracaras no valía la pena producirlo. La progresiva extinción de la película de presupuesto medio ha ido eliminando la curiosidad por este tipo de cine adulto, capaz de plasmar en forma de entretenimiento problemas muy relacionados con nuestro día a día. El thriller político era capaz de llevar a ese terreno algo que parece alejado de nosotros como las altas esferas gubernamentales y las conspiraciones, haciendo que siguiéramos a personas más corrientes (o agentes con los que podíamos empatizar) mientras intentaban destapar algo más grande que sí mismos.

La Guerra Fría o la debacle de Watergate propulsaron mucho la que podríamos considerar era dorada del género, con películas imprescindibles producidas entre las décadas de los 60 y los 70. La rivalidad soviética daba mucho juego para hacer intrigas como ‘El mensajero del miedo’ o ‘El espía que surgió del frío’, mientras que la caída de Richard Nixon impulsó un descreimiento en el gobierno estadounidense que propulsa películas como ‘Los tres días del cóndor’, ‘El hombre de Mackintosh’, ‘El último testigo’ o ‘Marathon Man’. O un film algo más tardío como ‘Impacto’.

No hacía falta que fuera una directa respuesta al momento político, de ahí que incluso una época más relativamente calmada e incluso buenista como los 90 también tuviera sus intrigas políticas. O incluso cinismo. Podíamos tener respuestas al declive de la Guerra Fria en ‘La caza del octubre rojo’ o incluso destapar una conspiración secreta en ‘El informe pelícano’. Estrellas como el propio Harrison Ford cimentaban su reputación en cintas como las de Jack Ryan o ‘Air Force One’, mientras que Clint Eastwood se revalidaba como estrella con ‘En la línea de fuego’.

Todo eso es complicado de replicar ahora, y no por una cuestión de temer al poder. La película de presupuesto medio donde habitualmente caen estos thrillers se suele destinar al streaming, y los cineastas interesados en poder desarrollar oficio no tienen oportunidades para realizarlas (es todo hacer cine indie o un blockbuster como los de Marvel). Tampoco se considera la posibilidad de emplear estas películas para testar a posibles nuevas estrellas que hagan de relevo generacional. Como mucho, podemos encontrar series en streaming incluso más formulaicas y descuidadas que la última Capitán América.

Al final, el propio género se convierte en un notable ejemplo de cómo el Hollywood actual ha ido descuidando cosas que sabía hacer sin demasiado esfuerzo, entrenando inconscientemente (?) al espectador para que pierdan el interés en ver una cinta de este estilo. Y es una pena, porque una película como las anteriormente citadas eran un espectáculo soberbio que da mucho gusto rescatar siempre. Además de dar para conversaciones interesantes, como se ve en el recomendable podcast Unclear and Present Danger centrado en esta clase de películas durante los noventa.

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La noticia No quiero que Marvel disfrace a ‘Capitán América’ de thriller político, quiero que se vuelvan a hacer películas de un género que era sensacional fue publicada originalmente en Espinof por Pedro Gallego .