Esqueleanora la Descompositora, de Emily Ettlinger

Toca mover esa esqueleta con Esqueleanora y sus espinosas composiciones.

Mar 7, 2025 - 16:21
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Esqueleanora la Descompositora, de Emily Ettlinger

Edición original: Skeleanor the Decomposer (Penguin Workshop, 2023)
Edición nacional/España: Esqueleanora la Descompositora (Astronave, 2024)
Guion: Emily Ettlinger
Dibujo: Emily Ettlinger
Color: Emily Ettlinger
Traducción: Juan Naranjo
Formato: cartoné, 64 páginas, 18,95 €

A mover esa esqueleta

Esqueleanora es una esqueleta a la que le encanta la música. Dedica sus días a tocar un montón de instrumentos y a menudo se queda encandilada al escuchar las melodías de los demás. Un día, mientras pasea por el pueblo, escucha que una banda local a la que admira está buscando a un nuevo integrante para las fiestas venideras. En ese momento, Esqueleanora se marca el objetivo firme de dar su música a conocer entre el resto de los vecinos. Lo intenta de noche, lo intenta de día, lo intenta con todos los instrumentos que tiene, pero todo el mundo sale huyendo siempre en cuanto aparece. ¿Es que a nadie le gusta su música? ¿Qué está haciendo mal? Y lo más importante: ¿cómo afrontará la frustración de ser rechazada una vez tras otra?

Publicada originalmente por el sello Penguin Workshop para el mercado norteamericano en 2023, Esqueleanora la descompositora llegaba a tierras españolas en octubre de 2024 (coincidiendo con Halloween) de la mano de Astronave. Aun así, el buen sabor de boca que me ha dejado su lectura reciente me ha animado a hablar un poco de ella en el texto de hoy.

Recuerdo que de pequeño había un libro ilustrado infantil de piratas que me encantaba. ¡Que vienen los piratas!, se llamaba (Susaeta Ediciones, 2001). Estaba escrito por Carlos Reviejo e ilustrado por Horacio Díez. Ambos entregaban un trabajo rebosante de cariño. Yo solía leerlo en compañía de mi madre y, por mucho que ya conociera algún fragmento, las sucesivas relecturas me llenaban de entusiasmo como la primera vez. Más que adivinanzas, chistes o refranes, aquel libro me ofrecía una suerte de espacio familiar en el que sentirme acogido. Emanaba cierto tono jocoso, cierto humor tontorrón en el que perderse como si se estuviera hablando con el mejor de los amigos.

A mis compañeros de la sección cómic independiente norteamericano pongo por testigos de que intento leer y reseñar mucho cómic infantil y juvenil; quizás no tanto como me gustaría, pero se hace lo que se puede por darle visibilidad. Por ello, me gustaría concederle cierto peso a que, de entre todas las obras del estilo de las que he hablado en esta santa web hasta la fecha, Esqueleanora la descompositora es la que más fielmente me ha recordado el sentir de las aventuras bucaneras de mi infancia.

Aunque el libro pirata y Esqueleonora no sean obras muy similares (ni siquiera comparten el ser cómic), sí que comparten ciertas características que considero esenciales a la hora de transmitirme las sensaciones descritas. El tono del que hablo arriba es una de ellas, pero también el formato de la narración, dividida en capítulos pequeños y muy digeribles. Cada capítulo, además, se compone de varias escenas claramente delimitadas y con enjundia por sí mismas, recordando al formato tira por momentos. Estas escenas tienen la gracia y personalidad suficientes como para que se pueda recordar de manera separada al resto de la narración. Puedo, además, imaginarme a los peques con ganas de regresar a sus favoritas para revivirlas.

En este sentido, es muy importante que se haya logrado dar forma a un personaje tan icónico como lo es Esqueleanora. La idea de un esqueleto que habla no es ninguna novedad, pero las particularidades de su diseño y personalidad la convierten en un personaje entrañable con el que empatizar desde el principio. Sus imperfecciones potencian este efecto y, de paso, sirven como hilo conductor para la buena dosis de moraleja que se puede extraer del relato.

El apartado artístico también juega un papel fundamental. Destaca por sus tonos pastel y por la enorme expresividad de sus diseños. Resulta fácil perderse en el placer visual que brinda cada página. Mención especial para las distintas formas de representar la música.

La edición de Astronave invita a bastantes comentarios en esta ocasión. Primero desde el punto de vista de la calidad: la rotulación española es excelente, con un acabado que me atrevería a tildar de más “profesional” que el original. Y la traducción no se queda atrás. Obra del escritor, traductor, crítico literario y divulgador Juan Naranjo (dices tú de mili), parecía tan fundamental como difícil que estuviera a la altura del tono jocoso y los muchos juegos de palabras del texto original. De lectura muy agradable, tenemos ejemplos de traslaciones tan inspiradas como el nombre del amigo murciélago de la protagonista: un “Batima” en inglés que se convierte en un “Murciedes” en español. Maravilloso. Podemos decir que la misión traductológica se ha cumplido.

En cuanto al precio de la edición española, voy a hacer el mismo comentario que otras tantas veces: el precio me parece algo excesivo, sobre todo para un cómic infantil. En el mercado norteamericano se ofrecen dos versiones: una en tapa blanda de 64 páginas y 8 dólares (un precio más que razonable) y otra de tapa dura por 14 dólares (menos asequible, pero positivo porque se puede elegir). En España nos ha llegado la versión en tapa dura por 19 euros. Aunque desconozco los números con los que se pujó por la licencia y respeto la voluntad de ofrecer cómics de mayor resistencia física para los peques, desde aquí sigo abogando por ediciones más asequibles, sobre todo para obras infantiles y juveniles. Puede que esté atrapado en una infancia de comprar cómics en los quioscos que ya no se ajuste al mundo en el que vivimos, pero oye, por pesadez que no quede.

En conclusión, Esqueleanora la Descompositora es uno de los cómics infantiles para edades muy tempranas (a partir de seis años, aconseja la editorial) que más me ha encandilado en bastante tiempo. En él he encontrado una magia especial con la que me resulta sencillo visualizar muchos buenos ratos de lectura junto a los peques. Por supuesto, los mayores también pueden disfrutar de ella con su contexto en mente.