Ángel Martín y José Lozano: “El misterio es el lugar perfecto para fantasear”
El pasado 29 de enero estuve en la grabación en directo del programa Misterios Cotidianos, capitaneado por José Lozano y Ángel Martín. La biblioteca del Ateneo de Madrid esa tarde se transformó en un templo de humor y misterio, en una velada íntima y casi familiar para las 70 personas que asistieron como público. Ese elenco de fieles seguidores de su trabajo hizo que, junto con el entorno, fuese una velada divertida, diferente, humana y llena de surrealismo. La entrada Ángel Martín y José Lozano: “El misterio es el lugar perfecto para fantasear” aparece primero en Zenda.

El pasado 29 de enero estuve en la grabación en directo del programa Misterios cotidianos, capitaneado por José Lozano y Ángel Martín. La biblioteca del Ateneo de Madrid esa tarde se transformó en un templo de humor y misterio, en una velada íntima y casi familiar para las 70 personas que asistieron como público. Ese elenco de fieles seguidores de su trabajo hizo que, junto con el entorno, fuese una velada divertida, diferente, humana y llena de surrealismo.
Lo que allí me encontré fue a dos amigos, dispuestos a hacer disfrutar al público, sin ningún tipo de ego (algo muy difícil de encontrar a estas alturas en el mundo cultural) y donde la honestidad y sencillez fueron las premisas que avalaban su discurso.
Hicimos algunas fotos, aprovechando las instalaciones del Ateneo, en donde el protagonista fuese el concepto de su proyecto, una manera de confirmar o reafirmar a José y Ángel en lo que son, conductores de un misterio terrenal, en donde el sentido común se convierte en ese cáliz necesario para entender la vida, no darnos tanta importancia y permitirnos reírnos de nosotros mismos con la sencillez y naturalidad que merecemos.
Al terminar las fotos, pude disfrutar el espectáculo y, a su fin, realizarles algunas preguntas sobre este formato:
—¿De dónde os nació la inquietud de realizar este proyecto?
—José Lozano (J): Pues creo que recuerdo el momento exacto. Estábamos allá por abril o mayo del 2020 hablando por videollamada y peloteando ideas así un poco en general. Creo recordar que Ángel dijo alguna mierda relacionada, me reí y dijimos: “Nos callamos, le damos a grabar a ver qué sale y lo subimos”. Ese vídeo que grabamos está subido a YT y puede verse, por cierto. Es la historia que emocionó a nadie, vaya.
—Ángel Martín (A): Seguramente también ayudó el hecho de que, por aquel entonces, la calidad visual que debían tener los proyectos que lanzabas a internet se rebajó al mínimo. Ahora, si un pódcast no se oye perfecto o la imagen no es en 4K parece que no vale nada. Le damos menos oportunidades. Sin embargo, en 2020 aceptamos esa rebaja en la parte visual. La televisión emitía entrevistas por videollamada, el sonido se cortaba cada dos por tres… Digamos que todos aceptamos que el nivel de producción no tenía que ser brutal, y eso nos permitió lanzarnos sin preocupaciones técnicas. La única regla era: “Si nos divertimos, sirve”.
—¿Qué os aporta a nivel personal Misterios cotidianos?
—J: A mí, estar cincuenta minutos riéndome con alguien a quien quiero e intentando hacerle reír y que eso sea mi trabajo. Ver a dos personas que están todo el rato pensando: “A ver por dónde me va a salir este”. Además, la temática del programa me flipa, claro. Humor y misterio, dos de las cosas que más me flipan. Solo me faltaría meterle música en directo. Podríamos hablar con Nick Cave para que venga a tocar el pianito así como de fondo. Así, el programa ya sería perfecto para mí.
—A: Es lo más parecido a emborracharte con un amigo, pero sin la resaca del día después. Sales de casa con la intención de leer un par de misterios, pero sabiendo que a lo mejor acabáis hablando de por qué los fantasmas no pueden (o sí) intercambiarse la ropa con otros fantasmas para hacerle una broma a un tercero.
—¿Qué es para vosotros el misterio?
—J: Pues, como ya he dicho, me flipa desde pequeñito. Una cosa en la que se puede ver lo friki que he llegado a ser es que tengo misterios favoritos, por ejemplo “el caso de la Base Dulce…” Si estás leyendo esto y no sabes qué es, NO TE GUSTA TANTO EL MISTERIO, JOSÉ LUIS.
—A: Lo inexplicable me fascina. Nunca he pensado seriamente el motivo. Quizá sea porque el misterio es el lugar perfecto para fantasear y montarte tu propia película alrededor de lo que puede haber pasado.
—Esto que se conoce como el “humor involuntario”. ¿Qué papel juega en todo esto?
—J: Todas las cosas de las que hablamos en el programa parten del humor involuntario, pero con todo y con eso me parece más importante el papel que juega la autocrítica. Quiero decir, después de que alguien se lleve un susto por X cosa y haya pasado ese momento de humor involuntario, tiene que llegar el de la autocrítica: “Soy imbécil y voy a enviar esto a estos dos imbéciles para que ellos y todo el público se rían de mí y nos riamos todos”. Que la gente haga eso, aparte de supersano, me parece maravilloso. Así que, en resumen, creo que lo que a nosotros nos da la vida es la gente que ha sido idiota y no tiene reparos en decir que ha sido idiota.
—A: Que la gente vea que eres idiota sin querer es maravilloso. Creo que tiene algo bonito pensar que, generalmente, pasamos el día tratando de fingir que lo sabemos todo sobre todo y somos más listos que nadie, pero cuando de repente dices algo que deja en evidencia lo tonto que puedes llegar a ser es maravilloso. En nuestro caso es todavía mejor, porque de repente descubres que no es que uno de nosotros sea idiota, sino que lo somos los dos.
—¿Esta evolución del formato se debe a una necesidad personal vuestra, o más a ofrecer algo diferente al público?
—J: Para mí se debe a dos cosas: la primera es que veíamos los videos grabando desde casa y sé que voy a dar un poco de asco diciendo esto, pero: “es taaaan 2020”. Un pavo en una ventanita, el otro ganso en la otra. Es como que era hora de dar ese salto. La segunda es que después de actuar tres veces en teatro grande con 500 o 600 personas, nos dimos cuenta de lo guay que es estar todos, escuchando las risas de todos.
—A: Creo que todos los proyectos necesitan algún cambio. Como dice José, tener un proyecto donde lo más divertido es la risa que provoca descubrir ciertas cosas, la idea de grabar con público pensamos que le daría un plus. Además, aunque el pódcast tiene la mayoría de su público en Ivoox y Spotify, que son dos plataformas que priorizan el audio, queríamos impulsar un poco más el canal de Misterios cotidianos en YouTube. Así que no quedaba más remedio que subir la calidad visual del proyecto.
—¿Por qué el Ateneo y no un teatro, o una sala más estándar con el formato podcaster?
—J: ¿Perdona? Pero ¿qué va a ser mejor que una biblioteca de mil ochocientos y pico? Hacemos el programa en la fucking biblioteca del misterio. Ojalá pudiera hacer el programa fumando en pipa; es lo único que lo haría más perfecto.
—A: Sólo quienes lo vean podrán entenderlo. Aunque lo ideal sería un recinto que se me acaba de ocurrir y no voy a decirlo porque, si lo consigo, os lo encontraréis por sorpresa José y tú. José vendrá a hacer el programa y tú las fotos.
—¿Qué se va a encontrar el oyente en esta nueva temporada?
—J: A ver, es una pregunta delicada, porque a la gente, cuando viene a la biblioteca, le decimos que va a ser un programa supernormal. Esto es muy mala venta como novedad. Pero la cuestión es que incluso quien no venga a las grabaciones y lo escuche notará la energía de sesenta o setenta personas que están en una biblioteca de mil ochocientos y pico riéndose unos de otros de lo idiotas que son todos.
—A: Depende del tipo de oyente que seas. Si eres alguien que lo consume única y exclusivamente en audio, lo que te encontrarás es con las risas de fondo de quienes vienen de público a las grabaciones y, cuando surja, con la voz de alguien que haya querido contarnos allí su misterio o dar algún tipo de apunte a algo que hayamos dicho. Ahora el programa está más abierto a la posibilidad de que el público participe. Y si eres alguien al que le gusta consumir pódcast con imagen, te encontrarás con un pódcast que en ocasiones recuerda casi a un programa de televisión porque, de momento, está grabado a cuatro cámaras para poder hacer partícipe al público.
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