Fue una figura múltiple, de muchos rostros y de muchas miradas. En él se reunían el poeta brillante, el ensayista que nos abría nuevos espacios de reflexión, el traductor certero y el director de empresas culturales tan importantes como la revista ' Syntaxis '. Podríamos decir que fue una figura de la poesía española realmente única porque desde la periferia canaria, sin apartarse de la gran tradición de las islas, de aquello que Lezama Lima definió como la teleología de lo insular, supo conectarse con los movimientos internacionales de poesía que estaban renovando el discurso de la modernidad. Para él, como para Habermas, la modernidad estaba inconclusa. Es decir, la modernidad no era un periodo ya cerrado de nuestra historia,...
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