3 poemas de Los votos de ternura esférica, de Elena Krause

Los treinta poemas que componen este libro se desprendieron una tarde de diciembre del reino de la contemplación y la metáfora. Cayeron a plomo, se sacudieron las tildes, se atusaron las aliteraciones y se ordenaron en fila india. A codazos, uno tras otro, se disputaban la luz y la melancolía. En Zenda reproducimos tres poemas... Leer más La entrada 3 poemas de Los votos de ternura esférica, de Elena Krause aparece primero en Zenda.

Feb 14, 2025 - 06:45
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3 poemas de Los votos de ternura esférica, de Elena Krause

Los treinta poemas que componen este libro se desprendieron una tarde de diciembre del reino de la contemplación y la metáfora. Cayeron a plomo, se sacudieron las tildes, se atusaron las aliteraciones y se ordenaron en fila india. A codazos, uno tras otro, se disputaban la luz y la melancolía.

En Zenda reproducimos tres poemas de Los votos de la ternura esférica (Cuadranta), de Elena Krause.

***

Poética de un confinamiento aéreo

Todo lo que es bueno es ligero. No es la poesía, sino el instinto de levedad hecho flor. La voluntad de estirar el lenguaje hacia arriba, hacia el torreón de los espíritus y elevarlo. Así pues, soy poeta de las alturas y me debato entre las corrientes de viento y las praderas de flores, entre el jazmín y el vencejo. Poeta encaramada en un pétalo al borde del abismo, poeta de la emoción peregrina que se enreda en primavera.

Yo, poeta de campanario, no reconozco la poesía que subterránea nace en los pasillos del metro, o polvorienta y baldía sobre las marquesinas, ni la colgada por las vísceras de las grises farolas. No reconozco el poema sórdidamente urbano ni el que abandonan deshecho en la calzada ni el de ritmo agotador y discordante. Conozco y reconozco el poema en el diente de león, en el troqueo del mirlo, en el murmullo de la foresta, en la suave parsimonia de la pequeña oruga que colorea con resuelta pericia los élitros de su futuro aleteo. Reconozco el poema como escarcha, como liquen tornasolado de siglos dormitando sobre la corteza intemporal de la metáfora. Reconozco la poesía como polvo galáctico de mariposas, como polvo de ámbar y sueño.

Por ello me inventé unas alas de pensamiento y espíritu que se enroscasen en mis tobillos con las que despegar el verbo del cemento, elevarlo sobre la boina negra y vestirlo con los ropajes gaseosos de los claveles y la dulce prodigalidad de las higueras. Con esos tobillos alados remonté la flor y el cancionero. Entre los dedos de la brisa, obstinada en portear sobre los versos el aroma de floraciones pretéritas y el mercadeo aéreo de las golondrinas, canté al amor, al puro amor, al que eleva y reconcilia.

Y así es esta poesía que reconozco: un continuo ir y venir entre el cielo y los dones de la tierra, adornada de cualidades plásticas, de amapolas, ladrona, envidiosa de la primavera, recolectora de colores, amante de las armonías del bosque. No obstante, si como Juan Ramón ─en la búsqueda esencial del nombre de las cosas─ tuviera que desnudarla, jamás le arrancaría las alas.

Desvestiría mi poema, pero solo para dejarlo como esta mañana virginal y detenida en los quiebros alados de mis vencejos, como un océano de silencio en el que están suspensos por virtud y ventura sus alegres trinos. Si ha de ser una poesía desnuda que sea aérea; si ha de ser una poesía vestida que emule el afán amartelado de las abejas mensajeras de almíbar.

Desvestiría mi poema, pero nunca abandonaré los ropajes del abrazo. Descalza y vulnerable como voy, insistiré en dibujar los brazos amigos en cada pequeña porción de cielo, entre adverbios, epítetos e imágenes. Y así, peregrina en pos del círculo sagrado, arcana huérfana y desheredada, preguntaré: «¿Cuánto de sauce llorón y compasivo hay en el mundo? ¿Cuánto de ala?»

***

Soportal

¿Dónde abandono mi cuerpo
si no es en la ladera de tus hombros?

Si este afecto que te habita
y me habita es puro y digno.
Tus brazos soportal y este poema,
una ermita al amor, reconstruida
en aquella colina que ondeaba
sobre el trigo, las amapolas
y los sueños de aquellos días.

***

Yo pido remontar sobre las nubes

Cómo será tocarte a mi costado
Juan Gelman

(Soneto blanco aéreo-asonantado)

Yo pido remontar sobre las nubes,
intrépida, crecer en ligereza.
En medio de la bruma atarme al aire
despegando las piernas de la greda.

¿Cómo será el peso de tu vuelo
de sauce cristalino y encelado?
Y arriba en el señuelo de tu piel,
¿cómo será sentir tus leves brazos?

Yo pido remontar sobre las nubes.
Los brazos como alas, desnudadas;
hermana, al fin, de sabias golondrinas.

¿Cómo será rendirnos sobre el nimbo?
Tu cuerpo embarcadero algodonoso
del sexo de la alondra con la brisa.

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Autor: Elena Krause. Título: Los votos de ternura esférica. Editorial: Cuadranta. Venta: Todos tus libros.

BIO

Elena Krause nació en Alemania (1971), aunque creció en Zamora, Valladolid y Valencia. Es máster en Humanidades Ecológicas, Sustentabilidad y Transiciones Ecosociales. Ecologista, ha dedicado mucho de su tiempo vital al activismo climático. Escribe poesía desde que lo recuerda. Y, además, colabora habitualmente como columnista para diversos medios online. Este es su primer libro.

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