#ZNCine – Capitán América: Brave New World. La redacción opina

Ya hemos visto Capitán América: Brave New World, el inicio de la nueva trilogía de Marvel Studios en torno al Centinela de la Libertad... ¡Este es nuestro veredicto!

Mar 5, 2025 - 02:59
 0
#ZNCine – Capitán América: Brave New World. La redacción opina
 
capitán-américa-brave-new-world

Dirección: Julius Onah.
Guion: Malcolm Spellman, Dalan Musson, Rob Edwards, Julius Onah y Peter Glanz.
Música: Laura Karpman.
Fotografía: Kramer Morgenthau.
Reparto: Anthony Mackie, Tim Blake Nelson, Danny Ramirez, Carl Lumbly, Shira Haas, Harrison Ford, Xosha Roquemore, Giancarlo Esposito, Liv Tyler, Sebastian Stan, Jóhannes Haukur Jóhannesson, William Mark McCullough, Takehiro Hira.
Duración: 119 minutos.
Productora: Marvel Studios y The Walt Disney Company.
Nacionalidad: Estados Unidos.

 
Aviso de Spoilers: La siguiente publicación puede contener detalles importantes sobre el argumento de Capitán América: Brave New World. Si has permanecido metido en un búnker el último año y medio y quieres seguir manteniendo tu capacidad de sorpresa intacta en el cine… ¡no sigas! Vuelve cuando la hayas visto o te hayan destripado la película en redes sociales.

Después de un 2024 en el que solo tuvimos una superproducción de Marvel Studios en pantalla grande como fue aquella Deadpool & Lobezno en la que el mercenario bocazas y el mutante de garras de adamantium, interpretados por Ryan Reynolds y Hugh Jackman, entraban oficialmente en el Universo Cinematográfico Marvel, el pasado 14 de febrero llegaba el primer largometraje para las salas localizado en el microcosmos ficcional diseñado por Kevin Feige al amparo de Disney en el presente 2025. Capitán América: Brave New World es la cuarta entrega centrada en el centinela de la libertad y la primera protagonizada por Sam Wilson después de haber tomado el escudo de Steve Rogers, hechos que se desarrollaron en la serie Falcon y el Soldado de invierno. Anthony Mackie toma el rol protagónico y se ve escoltado por un reparto en el que encontramos a Tim Blake Nelson, Danny Ramirez, Carl Lumbly, Shira Haas, Harrison Ford, Xosha Roquemore, Giancarlo Esposito, Liv Tyler, Sebastian Stan, Jóhannes Haukur Jóhannesson, William Mark McCullough o Takehiro Hira en una propuesta dirigida por Julius Onah (The Cloverfield Paradox). En Zona Negativa ya pudimos ver el film y tres de nuestros redactores como son Raúl Gutiérrez, Jordi T. Pardo y Juan Luis Daza se atreven a dar su opinión sobre la más reciente producción de Marvel Studios.

No me digas lo que no puedo hacer, por Jordi T. Pardo

Hay una cita célebre atribuida al extravagante Andy Warhol que asevera que «la idea no es vivir para siempre, la idea es crear algo que sí lo haga». El icónico artista estadounidense fue sin duda un adelantado a su tiempo. En un grado inversamente proporcional al de muchos pretendidos gurús actuales de mentes preclaras e ideales liberales que entienden el mundo como un compartimento estanco del que nunca debemos salir. Si esta cita de Warhol es interesante para el tema a tratar es porque define a la perfección el concepto de legado. Y aquí conectamos ya con Marvel Studios, una marca a la que seguro Warhol habría rendido irónico tributo de haberle tocado vivir los tiempos presentes, marcados por las redes sociales, las fake news y la frustración colectiva.

Y es que si algo estimulante podía aportar el universo compartido de Marvel Studios después de diecisiete años de historia y un buen número de películas a sus espaldas, era precisamente ese concepto de legado y sus repercusiones. Un aspecto que en la práctica siempre sido imposible de ejecutar en los cómics. En primer lugar, por la dinámica misma de las publicaciones superheroicas mainstream, y en segundo lugar, pero no menos decisivo, por la oposición de su núcleo de aficionados más duro a cualquier tipo de cambio. La ventaja del celuloide respecto a los cómics es que las personas son reales, los actores, al contrario que sus homólogos de las viñetas, envejecen y no pueden permanecer toda la vida -como mucho 90 años si hacemos caso a Deadpool- ligados a una misma franquicia y encarnando un mismo personaje. Pero ni por esas Marvel Studios ha podido articular fácilmente un legado en torno a sus principales héroes sin las quejas de muchos espectadores.

Vengadores: Endgame estaba pensando con un punto y aparte en el universo de Marvel Studios. Ciertamente, la compañía ha cometido errores por el camino, con una expansión siempre constante de su universo que ha rebajado sus estándares de calidad, especialmente con su paso a la pequeña pantalla en la que nos ha dado más de cal que de arena. Pero el fin de ciclo orquestado por los hermanos Russo había sido contundente y uno de los momentos más orgánicos y bien rematado del mismo era la escena en la que Steve Rogers se apartaba a un lado y cedía su escudo a Sam Wilson. El personaje interpretado por Anthony Mackie lleva desde 2014 con nosotros, después de aparecer por primera vez en Capitán América: El Soldado de Invierno como Falcon. Una película a la que la presente Capitán América: Brave New World no deja de mirar de reojo a lo largo de todo su visionado.

Así, la primera producción de la nueva trilogía del Centinela de la Libertad tiene el difícil escollo de intentar mantener el listón bien alto -esa presión y responsabilidad de la que habla Sam en la producción se podría entender aquí de una manera casi metatextual- respecto a una de las franquicias dentro del universo de Marvel Studios mejor valoradas por los aficionados y la crítica especializada. En ese sentido, Brave New World es una película correcta y entretenida, honesta si la entendemos como una historia de orígenes -aunque ese calificativo se lo debería llevar la serie de Falcon y El Soldado de Invierno-, pero que no supera lo visto en El Soldado de Invierno y Civil War. En parte, por estar demasiado pendiente del qué dirán y del legado previo con el que carga el personaje. Y hay otros varios motivos para que Brave New World no supere a sus predecesoras, pero ninguno tiene que ver con la ausencia de Steve Rogers, el nulo carisma de Anthony Mackie y/o la incoherencia y la suspensión de la credibilidad de tener un Capitán América sin superpoderes enfrentando a un Hulk.

capitán-américa-brave-new-world-3

Precisamente, lo primero que juega en contra de Brave New World es haber intentado reírle las gracias a estos fans tóxicos que no quieren otra cosa que más de lo mismo y del mismo color. El aparato promocional de la película ha revelado en exceso detalles de la producción, como era la aparición de Red Hulk y su identidad y las conexiones que habría con El Increíble Hulk. En cierta medida, era inevitable el uso promocional de estos reclamos y más teniendo a una estrella del calibre de Harrison Ford encarnando al personaje en la producción, pero habría estado bien guardarse un as bajo la manga. Pese a ello, la historia no es el desastre que muchos aventuraban, siendo un correcto thriller superheroico como lo fue en su momento El Soldado de Invierno. Es incluso más abiertamente política que aquella, planteando una situación prebélica con apuntes a la Crisis de los Misiles de Cuba, pero sobre todo realizando una aproximación a la actual diplomacia tanto nacional como internacional de Estados Unidos, más personalista, corrupta e iracunda que nunca.

Los paralelismos tanto narrativos como temáticos con El Soldado de Invierno son evidentes: con Sam Wilson teniendo que demostrar la inocencia de su compañero Isaiah Bradley de manera similar a como Steve Rogers tuvo que lidiar con el regreso de Bucky, con un Capitán América que acaba siendo objetivo de diversas fuerzas en conflicto, con una Viuda Negra de por medio, un agravio entre naciones que apunta a guerra… E incluso en términos de acción, Sam tiene al principio de la película un enfrentamiento a puños descubiertos con una auténtica mole, un duelo que nos remite directamente a la pelea de Rogers con George Batroc al inicio de la mencionada El Soldado de Invierno. Este excesivo apego a la cinta de los Russo nos deja buenos momentos, pero en realidad supone un peso extra que no permite a la cinta volar en total libertad y acabar de explorar las motivaciones de Sam más allá de la sombra del anterior propietario del escudo. El mal de las producciones de hoy en día: el reciclaje disfrazado de autohomenaje que nos sume en un infinito deja vu cinemático.

De hecho, lo más interesante de la cinta es precisamente lo que muchos aficionados han utilizado como bandera para desprestigiar Brave New World: la manera que Sam tiene de enfrentarse a una situación que le supera y sin tener como su antecesor un suero de supersoldado corriendo por sus venas. Las hazañas que hace Sam en esta película no son excepcionales respecto a lo que hemos visto en otras películas del género ni en las anteriores de la franquicia marvelita. Y el personaje no esconde «su debilidad», el filme reflexiona sobre ello y arroja un contraste muy bien hilado con un Steve Rogers en el que Tony Stark había sembrado la semilla de la duda sobre si aquello que le había verdaderamente especial era en realidad el mero contenido de una probeta o había «algo más». Ni a Rogers le definía el suero de supersoldado, ni a Wilson la ausencia del mismo. Más claro: no son el poder/los poderes lo que define al héroe. Nunca lo han sido. El no entender ideas básicas como esta que se encuentran en toda la mitología superheroica y en los orígenes de muchos personajes marvelitas, solo habla del grave problema de compresión con el que parte del público se enfrenta a estas historias.

Por tanto, lo que lastra Brave New World no es su protagonista ni la historia -pese a pecar de ser excesivamente lineal- que además reabre la vieja herida de El Increíble Hulk de una manera bastante inteligente, sino su carencia de personalidad en términos cinematográficos y visuales. El escaso bagaje de su director Julius Onah en producciones de estas lides puede haber sido un agravante, pero la cinta no luce como su presupuesto nos podría dar a entender y uno echa de menos a nombres como el de los Russo, Raimi y Gunn. La fotografía está algo quemada y oscura, los efectos especiales abusan de fondos por CGI que no encajan bien con los planos principales y las escenas de acción, aunque no llegan a ser confusas, no acaban de sorprender ni explotar con contundencia las nuevas habilidades del Capitán América. El resultado es muy convencional y no nos dejan momentos realmente emblemáticos y potentes como en cintas predecesoras, al menos hasta el final de la película con ese desigual enfrentamiento entre Wilson y Red Hulk.

El reparto parece descolocado en algunos tramos, puede que debido a alguna regrabación o porque la cinta se mueve entre dos campos muy distantes en términos de acción, con un personaje que en sus anteriores películas -y pese a contar con suero de supersoldado- tenía más los pies en el suelo. No obstante, Mackie cumple y aporta matices interesantes al personaje que convendría explorar a futuro ya que la cinta se muestra algo timorata en este aspecto… Como si no quisiese molestar. También tenemos a un Harrison Ford que parece sentirse muy cómodo en el rol de Trueno Ross -inevitable recordar su también presidencial papel en Air Force One y las películas de Jack Ryan- y una dupla de villanos encarnada por Giancarlo Esposito y Tim Blake Nelson que pedían algo más de desarrollo (y, en el caso de El Líder, un refinamiento de su caracterización ya que la resultante parece un personaje de Piratas del Caribe…). El mal de los villanos vuelve a hacer acto de presencia…

Por último, la banda sonora es simplemente cumplidora y la escena postcréditos -solo una, al final de la película- nos reitera cuestiones multiversales que están por venir. Si tenéis prisa por salir de la sala, no pasará nada si os la saltáis…

En definitiva, Brave New World es una cinta correcta, con una cierta carencia de personalidad y una historia ciertamente predecible y lineal -entre otras cosas por el destripe de su promoción- y que no llega a las cotas de calidad de El Soldado de Invierno y Civil War, pero que nos deja una buena presentación en sociedad -y en pantalla grande- del nuevo Capitán América del que esperamos más y mejor en un futuro. Si no le vas buscando los tres pies al gato, la disfrutarás en su justa y sana medida.

 Lo mejor: Su factura como thriller político en la línea de las anteriores entregas de la franquicia.

 Lo peor: El apartado visual sigue siendo una carencia en muchas de las últimas producciones de Marvel Studios.

 El personaje: Hay que reconocer que Red Hulk se roba la película…

 El momento: Sigue siendo impresionante el concepto del Celestial emergiendo del océano Índico.

 Ranking Capitán América: El Soldado de Invierno, Civil War, Brave New World y El primer vengador

Capitán América: Presidential War, por Juan Luis Daza

Afirmar a estas alturas que el Universo Cinematográfico Marvel no se encuentra en su mejor momento, si tenemos en cuenta que hasta el mismo Deadpool lo mencionaba en la divertida tercera entrega de sus correrías cinematográfica compartida con el Lobezno de Hugh Jackman, es volver a reincidir innecesariamente en lo ya sabido por todo el mundo. Después del descanso de producciones para la pantalla grande con la firma de Marvel Studios que supuso el 2024, de las cuales solo una vio la luz, la ya mencionada Deadpool & Lobezno, en este 2025 van a ser tres los largometrajes centrados en personajes de la Casa de las ideas. El 5 de mayo llegará Thunderbolts*, el 25 de julio, dando inicio a la Fase 6, debutará la primera familia con The Fantastic Four: First Steps y el pasado 14 de febrero lo hizo la cinta que nos ocupa, Capitán América: Brave New World.

Cuarta entrega del centinela de la libertad y primera protagonizada por Sam Wilson, el heredero de Steve Rogers que recogió su testigo portando el icónico escudo, es una continuación de dos productos relacionados con el UCM, como son la película El Increíble Hulk (Louis Leterrier, 2008), segunda producción de Marvel Studios estrenada hace 17 años, y la serie Falcon y el Soldado de invierno, que llegó al catálogo de Disney Plus en 2021. Protagonizada por Anthony Mackie cuenta en su reparto con Tim Blake Nelson, Danny Ramirez, Carl Lumbly, Shira Haas o una estrella como Harrison Ford, este último ocupando el lugar del difunto William Hurt que llevaba interpretando a Thaddeus «Thunderlbot» Ross desde, precisamente, la ya referenciada cinta protagonizada por el Bruce Banner de Edward Norton. Del guion se ocupan Malcolm Spellman, Dalan Musson, Rob Edwards, Peter Glanz o Julius Onah, y de la dirección este último.

El mayor acierto de Capitán América: Brave New World, al igual que sucedió con Falcon y el Soldado de invierno, es heredar el corpus de thriller político de la que sigue siendo, desde una perspectiva estrictamente cinematográfica, la mejor película de Marvel Studios. Aquella Capitán América: El Soldado de invierno dirigida por los hermanos Anthony y Joe Russo e inspirada en la genial etapa de los cómics escrita por Ed Brubaker y dibujada por Steve Epting se reveló como la madurez del UCM tejiendo una historia brillante en cualquiera de sus aspectos, con una trama interesante y absorbente, un reparto en estado de gracia y unas secuencias de acción memorables a manos de un experto en la materia como David Leitch, que se ocupó de la segunda unidad de la dirección del film regalándonos secuencias que se encuentran entre las mejores del Universo cinematográfico Marvel.

El problema principal de una propuesta cumplidora, pero poco memorable como Capitán América: Brave New World es que su intento por ser una digna heredera de la segunda cinta protagonizada por el Steve Rogers de Chris Evans no llega a buen puerto por la impersonalidad de su puesta en escena que se ha convertido en el mal casi endémico de las últimas producciones de Marvel Studios, independientemente de si sin para la gran o pequeña pantalla, denotando el piloto automático con el que siguen abordando sus proyectos más recientes. Esta cuarta entrega del Capitán América pareciera más un episodio extendido de la ya mencionada serie protagonizada por Anthony Mackie y Sebastian Stan que una secuela del tono y el desarrollo narrativo de la película de 2014.

capitán-américa-brave-new-world-1

Hay buenas secuencias de acción en Capitán América: Brave New World, ejecutadas con las mismas señas de identidad estilísticas del resto de cintas protagonizadas por el personaje creado por Joe Simon y Jack Kirby para el UCM, pero los 180 millones de dólares no lucen en pantalla como debieran. Tenemos pasajes con coreografías más o menos elaboradas de combates físicos, persecuciones o tiroteos, pero casi todo transmite una sensación de abaratamiento que no permite a la propuesta de Julius Onah brillar en pantalla adecuadamente. El debate sobre la calidad del CGI en las producciones de Marvel Studios vuelve a la palestra, ya que si, en líneas generales, rinde adecuadamente hay pasajes en los que la misma merma el resultado de algunos de los pasajes. En cambio toda la aparición del Red Hulk, creado en las viñetas por Jeph Loeb y Ed McGuinnes, luce a muy buen nivel y eleva la calidad audiovisual del film en su recta final.

El guion del film aúna con acierto la herencia compartida de El increíble Hulk y Falcon y el Soldado de invierno, por ello la trama centrada en Thadeuss Ross como presidente de los Estados Unidos y su conexión con el Líder funciona lo suficientemente bien como para ser seguida con interés por el espectador, pero es cierto que los reshoots merman, sobre todo, el desarrollo de los personajes que en algunos casos, como el del protagonista, es casi nulo o en el del Sidewinder de Giancarlo Esposito, insuficiente. También menoscaba el discurrir lógico de la trama que en el último acto se concatenen situaciones forzadas y hasta pueriles que juegan con la idea de enfadar al personaje de Harrison Ford para que de esta manera se transforme en Red Hulk con todo lo que ello conlleva para la trama.

No soy muy fan de Anthony Mackie, me parece un actor que hace un buen uso de su carisma para componer, casi siempre, el mismo papel, lo que le impide poder desarrollar roles diferentes y cuando lo ha intentando, como sucedió en la segunda temporada de Altered Carbon, el resultado no ha sido óptimo. Su labor de heredar el escudo del Capitán América era ardua y cumple con oficio, pero no hace que olvidemos al actor de Deadpool & Lobezno en ningún momento. A la feliz recuperación de Tim Blake Nelson, la poca manga ancha que dan a un siempre magnífico Giancarlo Esposito, la simpatía de Danny Ramírez, la dignidad de Carl Lumbly o la poco creíble resolutividad de Shir Hass, se suma un Harrison Ford que tira de oficio para encarnar un rol que se suma a los de su última etapa, interpretados con cierta desgana, y que, seguramente, William Hurt hubiera compuesto con mejores resultados.

Capitán América: Brave New World se ve con agrado y luce bastante bien en pantalla grande y aunque no está a la altura de sus tres predecesoras, tampoco es un desastre y no desentona con el resto de producciones de la última hornada del Universo Cinematográfico Marvel. Al igual que Black Panther: Wakanda Forever, aunque por motivos diferentes, cargaba con el pesado handicap de tener que revelarse como una cinta procedimental sin la presencia de su anterior protagonista, y aunque la ausencia de este último se hace notar el resultado no deja de ser cine comercial bien presentado para pasar casi dos horas de evasión en una multisala. Nuestra próxima cita será con los Thunderbolts capitaneados por Florence Pugh y esperemos que con ellos podamos hablar de una recuperación total del UCM de camino a esa Avengers: Doomsday que se convertirá en uno de los eventos cinematográficos más importantes del 2026.

 Lo mejor: Querer ser una digna heredera de Capitán América: El Soldado de invierno

 Lo peor: No conseguir ser una digna heredera de Capitán América: El Soldado de invierno

 El personaje: El Líder, el cuestionable maquillaje no menoscaba la excelente labor de Tim Blake Nelson

 El momento: Todo el pasaje de Red Hulk en la Casa Blanca

 Ranking Capitán América: 1 Capitán América: El Soldado de invierno 2 Capitán América: El primer vengador 3 Capitán América: Civil War 4 Capitán América: Brave New World

¡Por la Izquierda!, por Raúl Gutiérrez

A estas alturas, y en pleno 2025, cuando la resaca posterior a Vengadores: Endgame está más que superada, la realidad es que seis años después del estreno de aquella gran final para el Universo Cinematográfico Marvel los productos posteriores no impresionan igual al público.

De un lado, porque es muy difícil replicar el éxito de un proyecto como el que culminó en Endgame tras once años de películas que lo iban construyendo y, de otro lado, porque en la coyuntura actual el público “se ha acostumbrado a lo bueno” por lo que en la mayoría de las ocasiones solo espera grandes superproducciones en las que aparezcan al menos diez personajes superheroicos por escena y con grandes dosis de acción.

Sin embargo, tenga o no razón cierta parte del público con aquello de la fatiga superheroica, la realidad es que las Fases 4 y 5 del Universo Cinematográfico Marvel, si bien están plagadas de películas y series buenas, tienen bastantes más productos que resultan regulares o directamente de mala calidad, siendo el denominador común un multiverso que no terminan de saber explorar, que solo sirve como excusa para traer de vuelta a viejas glorias, y que abre mil y un frentes (el propio multiverso, Los Jóvenes Vengadores, la sustitución de Kang por el Doctor Muerte o la falta de existencia y desarrollo de un grupo de Vengadores con problemas entre ellos que decida unirse por una amenaza común) que difícilmente creemos que se puedan cerrar en Secret Wars y Doomsday por mucho que los hermanos Russo vuelvan a la dirección de esta nueva gran final del MCU.

Está claro que la balanza se ha invertido de nuevo, y que donde el trabajo de Warner Bros/DC hace muy poco era motivo casi de risa con ese universo compartido tan mal construido y de constantes idas y venidas frente a lo que hacía Disney/Marvel, ahora es precisamente Warner la que inspira ilusión y esperanza en un público ya muy agotado con nada más y nada menos que el regreso de Superman a la gran pantalla.

Sin embargo, con Capitán América: Brave New World, película que entre reshoots, cansancio del público, acusaciones de propaganda pro Israel y las cansinas consignas anti woke de siempre lo tenía todo en contra, la realidad es que el MCU ha demostrado, una vez más, que gran parte de lo que se lee en redes sociales y en páginas especializadas no es más que ruido, y que todavía se pueden hacer películas y productos más que decentes dentro de las enormes posibilidades que dan los personajes de Marvel Comics.

No estamos ni ante el regreso de El Soldado de Invierno como muchos dijeron, ni ante una película infame como predijeron otros. Lo que se nos muestra es un producto muy solvente que no solo profundiza un poco más en la personalidad de Sam Wilson y en su papel como Capitán América sin haber consumido el suero del supersoldado, sino que a la vez vuelve su mirada a El Increíble Hulk, la segunda película de las que forma el hoy vasto MCU y una tan olvidada que para muchos prácticamente ni siquiera podía considerarse canon (al menos hasta que Shang-Chi y Hulka no hicieron referencia expresa a La Abominación de Tim Roth, uno de sus personajes).

El argumento de partida es sencillo pero muy efectivo. Un misterioso comprador ha contratado al Escuadrón Serpiente (que está muy bien trasladado de las viñetas a una película del tono de Brave New World) para robar un paquete cuyo contenido desconocemos, y el Capitán América tiene la obligación de recuperar lo robado y entregárselo a su gobierno.

Tan pronto como comienza la película, esta pequeña aventura sirve para poner en contexto las habilidades de Sam, resultado de entrenamiento militar constante y de un inteligente uso de la tecnología Wakandiana y de su dron Ala Roja (adaptación o guiño del Águila que el personaje utiliza en los cómics).

Pronto conocemos al “nuevo jefe” de Sam Wilson, el antes conocido como General Trueno Ross, que fuera interpretado por William Hurt, y que ante su triste fallecimiento, es aquí interpretado por Harrison Ford, obteniendo el personaje la presidencia del país tras un concienzudo lavado de imagen por parte de sus asesores de campaña.

capitán-américa-brave-new-world-4

En este punto, resulta curioso, que aunque sea de una forma muy velada, existe cierta crítica a la administración Trump. Y es que esta película estaba siendo rodada antes de que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales, pero con la carrera presidencial muy avanzada y no deja de reflejar a un villano que ha hecho la vida imposible a varios superhéroes de este universo que ahora con el cuento de que ha cambiado y de que es una mejor persona, logra la victoria en las urnas.

La película nos muestra el comienzo de un más que probable conflicto internacional que enlaza directamente con el final de Eternals, al haberse descubierto por Japón la existencia del Adamantium dentro del cuerpo de Arishem, el Celestial que moría al final de la cinta dirigida por Clhoé Zhao, y disputarse dicho material por EEUU, Japón y la India entre otros países.

A partir de aquí se suceden una serie de escenas en las que se apuesta más por el diálogo que por la acción, y en las que el tono de thriller político de los setenta está constantemente presente, con un enemigo en las sombras que hace todo lo posible por perjudicar al Presidente Ross y por desatar una tercera guerra mundial.

Sam tendrá que lidiar con esta crisis política y con demostrar la inocencia de uno de sus mejores amigos, mientras se da cuenta de que sin suero del supersoldado quizás no sea el Capitán América que su país y sus seres queridos necesitan.

En cuanto a reparto, Anthony Mackie está espectacular como Sam Wilson, papel en el que hace tiempo que se desenvuelve perfectamente, siendo Harrison Ford la mayor sorpresa de esta película. Y es que, para quien esto escribe, Harrison Ford nunca ha sido un gran actor, si no una persona con mucho carisma que siempre ha conseguido grandes papeles. Tenía mis serias dudas al respecto de que hiciera falta traer de vuelta al General Ross, pero una vez vista la película, está claro que no podía hacerse con otro personaje y que Harrison Ford está a la altura.

Danny Ramírez hace las veces de sidekick y de alivio cómico de la película, a pesar de que las concesiones de ésta al humor son muy pocas y en momentos muy controlados, mientras que el regreso de Tim Blake Nelson como el auténtico villano de la película y el de Carl Lumbly como Isaiah Bradley terminan de construir una película muy recomendable para fans del personaje.

En cuanto a la dirección Juilus Onah realiza un trabajo que si bien no destaca particularmente, es correcto y no comete fallos reseñables. Las escenas de acción (con gran apoyo del equipo de la segunda unidad) resultan una auténtica delicia si bien el CGI tras la crisis actual del sector se resiente en casi todas las escenas excepto en las que aparece Hulk Rojo.

En cuanto a fotografía, la película mantiene un tono rojo constante siempre que tenemos a Ross como protagonista, siendo en este aspecto muy profesional el trabajo de Kramer Morgenthau.

En lo que respecta a la banda sonora, ésta está llevada a cabo por Laura Karpman, quien realiza un trabajo muy similar al habitual para este tipo de producciones, una música que no deja poso en el espectador ni tampoco recuerdo, pero que acompaña lo suficiente a la película como para que no nos chirríe en ningún momento.

Quizás el peor aspecto de Capitán América: Brave New World, sea por un lado el momento en el que llega, que le impide brillar como se merece, y que al hacer una referencia tan excesiva a El Increíble Hulk de 2008, da la sensación, una vez más, de que este nuevo MCU no termina de despegar entre la referencia a viejos conceptos y la constante introducción de tramas y conceptos nuevos que nunca cristalizan en nada.

Por lo demás, una película que casi seguro será disfrutable por el público habitual de este tipo de productos y que desde aquí no puedo sino recomendaros.

 Lo mejor: Sam Wilson y Trueno Ross. De enemigos a «frenemies» que no tienen más remedio que colaborar juntos. La construcción de su relación y cómo ambos interpretan sus papeles es la auténtica guinda del pastel (de cereza roja) de la película.

 Lo peor: El CGI y el doblaje al castellano.

 El personaje: El Líder. Resulta curioso haber traído de vuelta a este villano y cómo trasladan sus poderes de la viñeta al cine para que de pie al argumento de la película.

 El momento: Sam Wilson negándose a saltar por una ventana y viéndose obligado a bajar escaleras porque no es Steve Rogers.

 Ranking Capitán América: 1) El Soldado de Invierno. 2) Civil War. 3) Brave New World. 4) El Primer Vengador.