España pierde el liderazgo
Nos encanta decir que somos líderes en turismo, lo cual es bastante cierto, pero sólo en la parte de provisión de servicios, que depende de operadores privados. En la aportación pública yo diría que estamos muy atrasados. Vean en concreto cómo Francia y ahora Escocia nos adelantan: en los dos casos, se ha optado definitivamente […]

Nos encanta decir que somos líderes en turismo, lo cual es bastante cierto, pero sólo en la parte de provisión de servicios, que depende de operadores privados. En la aportación pública yo diría que estamos muy atrasados.
Vean en concreto cómo Francia y ahora Escocia nos adelantan: en los dos casos, se ha optado definitivamente por la concentración de los recursos de la promoción turística en el entorno online, en redes sociales, por lo que se ha anunciado el cierre de todas las oficinas de turismo físicas. En el caso de Francia esto es lo que está poniendo en marcha París y en Escocia, de las 126 oficinas de turismo existentes antes de la pandemia, quedan 25 cuyo cierre se iniciará de inmediato.
El razonamiento sino es del todo verdadero, desde luego merece ser atendido: se aduce que hoy ya no queda nadie que llegue a una oficina de turismo y organice allí su viaje por una ciudad –yo diría que, por lo menos, no debe de quedar nadie con valor turístico. Escocia, en este sentido, piensa que el viajero decide qué hacer, su itinerario, su vuelo de retorno, etcétera, antes de viajar, y eso lo hace en función de la información que obtiene fundamentalmente en las redes sociales. Por lo que se ha decidido enfocar todos los recursos a mostrar atractivos del país, para que los viajeros decidan visitarlos antes de llegar a destino. YouTube, TikTok o Instagram son los objetivos. La promoción del turismo, dicen, es creación de contenido, es mostrar aquella iglesia, aquella destilería, un castillo, una tradición, la casa de un artista, dónde vivió tal o cual poeta.
Francamente, a mí esto me suena bien. Probablemente yo no me atrevería a cerrar todas las oficinas de turismo físicas –por ahora– pero es evidente que su existencia responde a una visión hoy superada. Nadie sale por una ciudad buscando información para decidir qué visitará.
España, líder en turismo, hace aguas en esto, porque nuestras administraciones públicas son antiguas y conservadoras. No salimos de Fitur porque eso es lo que sale en las televisiones, porque permite el lucimiento de los políticos, en unas operaciones completamente alejadas del viajero real.
En todo caso, nunca es tarde si alguien se pone a reflexionar sobre estos asuntos, dignos de consideración por supuesto.