El plátano es el cuarto cultivo más importante del mundo, pero el cambio climático amenaza el 80% de las exportaciones
Puede que no mucha gente sepa que el plátano tiene muchas vidas gastronómicas más allá de ser un postre o un elemento del desayuno. También puede que no mucha gente sepa que por volumen de negocio mundial, el plátano es el cuarto cultivo más importante a nivel de facturación en todo el planeta solo por detrás de la triada cerealística de trigo, maíz y arroz. Por hacernos una idea solo en términos de exportación, en 2016 supuso para el comercio mundial nada menos que 7.200 millones de euros. Sin embargo, el futuro a largo plazo del plátano puede ser muy poco halagüeño y la respuesta no es otra que el cambio climático. Curiosamente, el mercado del plátano a nivel productivo es más complejo de lo que podríamos pensar. Sobre todo, si pensamos en un país como España donde se da una circunstancia anormal para un país europeo con este tipo de cultivo tropical como es la disposición del plátano de Canarias. Más allá de eso, si pensamos en el imaginario colectivo del plátano es muy posible que creamos que solo proviene de Latinoamérica, África y el Caribe. Sin embargo, el primer productor de plátano a nivel mundial es, con muchísima diferencia, India, con algo más de treinta millones de toneladas. Más producción no significa más exportación India es el primer productor mundial de plátano, pero está fuera del top 10 en cuanto a exportación. ©Arti Agarwal. Seguido de lejos por China, el segundo país en este sentido, con algo más de diez millones de toneladas. Al menos según los datos de 2022 que recoge Christian Aid en su informe Going Bananas: how climate change threatens the world’s favourite fruit, donde trata la problemática de este cultivo en las principales zonas productoras y exportadoras. Tras estos monstruos, otros países relevantes en la producción serían Indonesia (8,35 millones de toneladas), Nigeria (7,26 millones de toneladas) y Brasil (6,26 millones de toneladas) que cerrarían el top cinco para ese ejercicio. Los países latinoamericanos son los principales exportadores de plátano y banana, especialmente a Estados Unidos y Europa. ©Franco30. Eso no quita que, curiosamente, no siempre ser el mayor productor asegure las mayores cuotas de exportación –o la mayor rentabilidad del cultivo–. En el caso de India, por ejemplo, la producción está enfocada especialmente al consumo interno con variedades que no son la cavendish, la dominante en los mercados internacionales, lo que hace que el país sea solo el duodécimo en cuanto a volumen de facturación con sus exportaciones. Países como India o China dominan la producción mundial, pero enfocados en el autoconsumo. En ese sentido, el primer exportador a nivel mundial es Ecuador en términos de facturación con unos 3.420 millones de dólares en 2023, muy lejos de los 1.098 millones de euros que suponen para Filipinas, el segundo país en esta pelea, o los 1.070 millones de euros para Costa Rica o los 1.011 que significan para Guatemala. Por eso, meter en la ecuación a los tres países latinoamericanos es relevante, según explica Christian Aid en su informe, pues el 80% del plátano (o banana, indistintamente) que se exporta a nivel mundial proviene de Latinoamérica y del Caribe. De fruta de desayuno a base de la dieta Ahí, precisamente, pone el foco esta asociación, explicando que para el año 2080 el cambio climático afectará de manera drástica a esta parte del mundo, advirtiendo que el 60% de las zonas de cultivo de bananas y plátanos se podrían perder para esa década debido al incremento de las temperaturas extremas. La variedad más exportada es la 'cavendish', pero hay muchos otros cultivares que se consume en países latinoamericanos, africanos y asiáticos. ©Mariola Grobelska. Entre medias, por ejemplo, se cita también una mayor predisposición a determinado tipo de enfermedades como el hongo de la hoja negra, que reduciría las posibilidades de realizar la fotosíntesis de la planta o la 'enfermedad de Panamá', también conocida como Fusarium Raza 4 tropical, producida por otro hongo y que en 2019 llegó a Latinoamérica, como advierte la FAO, tras haber sido descubierta en Asia en la década de 1970, que hace ingentes esfuerzos en controlar la difusión de este tipo de hongos. Actualmente, se sabe que está presente en hasta 21 países productores. El futuro, con más altas temperaturas, amenaza la viabilidad de los cultivos de plátano en Latinoamérica, la principal zona exportadora. El problema, como decimos sobre ese futuro poco halagüeño, está en los países que este cultivo es determinante. No solo por su relevancia económica, sino por su relevancia nutricional. Anualmente, una persona occidental consume unos 12 kilos de plátano, una cifra que en algunos países de África o Asia supone el consumo mensual, ya que es un producto disponible todo el año. Razón por la q

Puede que no mucha gente sepa que el plátano tiene muchas vidas gastronómicas más allá de ser un postre o un elemento del desayuno. También puede que no mucha gente sepa que por volumen de negocio mundial, el plátano es el cuarto cultivo más importante a nivel de facturación en todo el planeta solo por detrás de la triada cerealística de trigo, maíz y arroz. Por hacernos una idea solo en términos de exportación, en 2016 supuso para el comercio mundial nada menos que 7.200 millones de euros.
Sin embargo, el futuro a largo plazo del plátano puede ser muy poco halagüeño y la respuesta no es otra que el cambio climático. Curiosamente, el mercado del plátano a nivel productivo es más complejo de lo que podríamos pensar.
Sobre todo, si pensamos en un país como España donde se da una circunstancia anormal para un país europeo con este tipo de cultivo tropical como es la disposición del plátano de Canarias.
Más allá de eso, si pensamos en el imaginario colectivo del plátano es muy posible que creamos que solo proviene de Latinoamérica, África y el Caribe. Sin embargo, el primer productor de plátano a nivel mundial es, con muchísima diferencia, India, con algo más de treinta millones de toneladas.
Más producción no significa más exportación

Seguido de lejos por China, el segundo país en este sentido, con algo más de diez millones de toneladas. Al menos según los datos de 2022 que recoge Christian Aid en su informe Going Bananas: how climate change threatens the world’s favourite fruit, donde trata la problemática de este cultivo en las principales zonas productoras y exportadoras.
Tras estos monstruos, otros países relevantes en la producción serían Indonesia (8,35 millones de toneladas), Nigeria (7,26 millones de toneladas) y Brasil (6,26 millones de toneladas) que cerrarían el top cinco para ese ejercicio.

Eso no quita que, curiosamente, no siempre ser el mayor productor asegure las mayores cuotas de exportación –o la mayor rentabilidad del cultivo–. En el caso de India, por ejemplo, la producción está enfocada especialmente al consumo interno con variedades que no son la cavendish, la dominante en los mercados internacionales, lo que hace que el país sea solo el duodécimo en cuanto a volumen de facturación con sus exportaciones.
Países como India o China dominan la producción mundial, pero enfocados en el autoconsumo.
En ese sentido, el primer exportador a nivel mundial es Ecuador en términos de facturación con unos 3.420 millones de dólares en 2023, muy lejos de los 1.098 millones de euros que suponen para Filipinas, el segundo país en esta pelea, o los 1.070 millones de euros para Costa Rica o los 1.011 que significan para Guatemala.
Por eso, meter en la ecuación a los tres países latinoamericanos es relevante, según explica Christian Aid en su informe, pues el 80% del plátano (o banana, indistintamente) que se exporta a nivel mundial proviene de Latinoamérica y del Caribe.
De fruta de desayuno a base de la dieta
Ahí, precisamente, pone el foco esta asociación, explicando que para el año 2080 el cambio climático afectará de manera drástica a esta parte del mundo, advirtiendo que el 60% de las zonas de cultivo de bananas y plátanos se podrían perder para esa década debido al incremento de las temperaturas extremas.

Entre medias, por ejemplo, se cita también una mayor predisposición a determinado tipo de enfermedades como el hongo de la hoja negra, que reduciría las posibilidades de realizar la fotosíntesis de la planta o la 'enfermedad de Panamá', también conocida como Fusarium Raza 4 tropical, producida por otro hongo y que en 2019 llegó a Latinoamérica, como advierte la FAO, tras haber sido descubierta en Asia en la década de 1970, que hace ingentes esfuerzos en controlar la difusión de este tipo de hongos. Actualmente, se sabe que está presente en hasta 21 países productores.
El futuro, con más altas temperaturas, amenaza la viabilidad de los cultivos de plátano en Latinoamérica, la principal zona exportadora.
El problema, como decimos sobre ese futuro poco halagüeño, está en los países que este cultivo es determinante. No solo por su relevancia económica, sino por su relevancia nutricional.
Anualmente, una persona occidental consume unos 12 kilos de plátano, una cifra que en algunos países de África o Asia supone el consumo mensual, ya que es un producto disponible todo el año. Razón por la que lo que supone un postre o una parte del snack matutino para nosotros, para otras personas significa su principal comida del día. En Uganda, por ejemplo, el consumo medio de plátano es de 191 kilos por persona al año.
El problema del monocultivo de la variedad cavendish
Parte de la espada de Damocles del plátano –o banana– mundial está en que los países exportadores, donde el mercado está dominado por apenas cuatro multinacionales (al 80%, para el año 2014), la variedad que predomina es la cavendish.

Muy extendida desde la década de 1950, la cavendish tiene una gran resistencia a las enfermedades fúngicas, una gran productividad y una vida útil muy larga. La parte mala es que es una variedad que se propaga mediante clones.
Es decir, que su carga genética es igual, por lo que la falta de diversidad genética, si una enfermedad fuera letal para esta especie, haría importantísimos destrozos en el sector. Lo curioso es que la cavendish no es la variedad con la que siempre hemos convivido, sino que su expansión masiva se produjo en la citada década cuando otra epidemia arrasó las producciones de plátanos de la variedad gros michel, predominante hasta entonces en los mercados de exportación.
Imágenes | Foto de Arti Agarwal / Foto de Tom Fisk / Foto de FRANK MERIÑO / Foto de Frostee Lens Ug / Foto de MARIOLA GROBELSKA en Unsplash / Foto de Natasha Arefyeva en Unsplash
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La noticia
El plátano es el cuarto cultivo más importante del mundo, pero el cambio climático amenaza el 80% de las exportaciones
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Directo al Paladar
por
Jaime de las Heras
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